Los antimicrobianos son una terapia complementaria importante para el tratamiento de las infecciones orales. Cuando se prescriben adecuadamente, existen claros beneficios para los pacientes. Pero también hay riesgos, por lo que es muy importante una utilización basada en la evidencia científica de los mismos.
España es el séptimo país europeo con mayor consumo de antibióticos por habitante. Los expertos coinciden en que la falta de información y de concienciación sobre el peligro del abuso de estos fármacos son los principales causantes de la sobreindicación de antibióticos.
“Se está haciendo un mal uso de los antibióticos, tanto por parte de los profesionales al prescribirlos, como por parte de los pacientes al automedicarse. Seguramente es debido a una falta de formación y de conciencia sobre esta situación. Esta tendencia al mal uso hace que, por ejemplo, algunos dentistas recomienden un antibiótico para tratar una pulpitis”, asegura Borja Navas, Vocal de Menorca del Colegio Oficial de Dentistas de Baleares, CODB.
El mayor problema está en las bacterias saprófitas oportunistas de la microbiota del aparato digestivo
Además de los efectos secundarios y de las reacciones adversas, cada vez se presta más atención a las posibles repercusiones de la resistencia a los antimicrobianos. La resistencia a los antibióticos se produce cuando las bacterias mutan en respuesta al uso de estos fármacos. Estas bacterias, que se vuelven resistentes a los antibióticos, pueden causar infecciones en el ser humano y en los animales, y esas infecciones son más difíciles de tratar que las no resistentes. Esto es justo lo que está pasando con un creciente número de infecciones, como la neumonía, la tuberculosis, la septicemia, la gonorrea o las enfermedades de transmisión alimentaria, que son cada vez más difíciles, y a veces imposibles, de tratar a medida que los antibióticos van perdiendo eficacia.
Pero el mayor problema está en las bacterias saprófitas oportunistas de la microbiota del aparato digestivo, que también quedan expuestas al antibiótico y pueden desarrollar resistencia. Cuando estas bacterias, ya resistentes, tengan la ocasión de infectar a un paciente, porque esté hospitalizado o porque su inmunidad esté alterada, podrán provocarle una grave infección que no responderá al tratamiento con antibióticos.
“Este mal uso provocará problemas graves en el futuro, como ya se ha visto durante la pandemia del COVID-19, en la que se produjeron muchas infecciones que no pudieron ser controladas debido a la alta prevalencia a la resistencia a antibióticos por el abuso que se estuvo haciendo en el pasado”, afirma el Dr. Navas.
Los antibióticos podrían perder su eficacia en el tratamiento de las infecciones incluso más leves
La profesión odontológica ha trabajado arduamente para destacar la importancia de la administración de antimicrobianos y promover una prescripción responsable. Los antimicrobianos sólo deben prescribirse cuando exista una fuerte indicación clínica para ello. Se estima que los dentistas son responsables del 10% del total de prescripciones antibióticas.
El ECDC ha calculado que en España se produjeron un total de 44.329 infecciones como resultado de la resistencia a los antibióticos y supuso que 2.023 personas perdieran la vida por este motivo en el año 2020.
La amplia disponibilidad de productos farmacológicos de baja calidad, la automedicación, la prescripción de antibióticos inadecuada o innecesaria y una mala prevención y control de infecciones son factores que contribuyen al desarrollo y la proliferación de la resistencia a los antibióticos. Actualmente se está prestando especial atención a esta situación tan grave, tanto por parte de las comunidades dedicadas a los humanos como las dedicadas a los animales, el sector agrícola, el sector productivo y las comunidades de investigación y, cada vez más, también de la sociedad en general.
Borja Navas recuerda que “es importante que se tome conciencia y que se tenga en cuenta que el mal uso de los antibióticos traerá problemas graves en un futuro por la pérdida de su efectividad”. Navas recomienda que el paciente siga escrupulosamente las indicaciones prescritas y que no use el antibiótico sobrante para otras posibles futuras patologías, ni suyas ni de familiares.