Si es raro encontrarse noticias sobre pagos públicos distraídos y no frecuentar las calles y los pasadizos del anterior gobierno de progreso, todavía parece peor pasear por ellos en un escenario en que la pérdida de oportunidad apuntara a que los populares no reclamaron el pago.
Decir que la tercera autoridad del estado pudiera corresponderse con la tercera autoridad de la trama, decir que -tal y como hemos ido contando en multitud de nuestras columnas previas desde la pandemia- Francina Armengol se bebiera las copas que tú le pagas a la salud de Ábalos, es comprobar que todos los medios dan por manchada a una “salpicada” y muda Armengol.
A los ingredientes de putas, macarras y cargos de capacidad insuficiente, a Ábalos, Koldo y Cueto, hay que añadir un par de ingredientes adicionales, una serie de cooperadores del silencio a los que ha contestado el juez en su auto. El primero, a la corista Negueruela, al reverendo chillón que -acusando a la presidenta Prohens de mentir- inundaba su homilía de patrañas lacrimógenas hablando de “un partido transparente”, que hablaba con “todos”, pero eso sí, sin decir ni con quién ni cómo ni cuándo ni por qué. No le contestaremos porque es el propio juez de la audiencia nacional el que le llama mentiroso. Hoy sabemos que Armengol hablaba con todos, que todos conocían esta basura. ¿Hubiera tardado Negueruela en reclamar sus propias deudas míseras cuatro años después si el dinero hubiera sido de su bolsillo? Por si acaso, aquí le dejamos el cáliz de una factura del portal de transparencia de nuestra comunidad, importe de 3.270.912 a una tal Shangai Fanrui Industry, Co.Ltd, única factura sin CIF. Seguro que monseñor tiene una clara y evidente explicación.
La segunda, la sin-voz Patricia Gómez como ex responsable de una consellería de amor en la trama de empresas en el socialismo. Un idilio en el que sólo la recordamos hablando en el Parlament de la otra pata no investigada de las mascarillas socialistas. Una pata de la que afirmó -entre otras cantidades millonarias- que una china del despacho del abogado-compañero socialista Lafuente cobraba 20.000 euros cada vez que llegaban aviones cargados de mascarillas. A cambio el personal sanitario se protegía con bolsas de basura.
En el mundo red del siglo XXI, en el socialismo salvador permanente balear, hoy sabemos de qué estaba construido el “escut” con el que el govern de Francina Armengol iba a salir a defenderte de las miserias en las que te han metido durante estos últimos ocho años.
Decir que provecharon la urgencia, la anestesia social, el drama de las muertes y la incertidumbre de la enfermedad para devastar moral y económicamente a la población es decir poco. Hoy sabemos que además se lo llevaban crudo.
Terminaremos este comienzo parafraseándonos en el final de aquella columna de Junio/2020 titulada “la china”. “Si todos sabemos lo que un chino tiene entre las piernas, ya sabemos lo que definitivamente tenían todos estos entre las manos. Lo de siempre”. Continuará.