La Dra. Ana Sanz Aguilar, investigadora de la Universidad de las Islas Baleares y del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados, con un paíño.
El principal objetivo de SEAGHOSTS, uno de los 33 proyectos europeos seleccionados en la convocatoria BiodivMon, es comprender las amenazas que afectan a la conservación de los paíños y mejorar la protección de las poblaciones de estas aves en Europa.
La Dra. Ana Sanz Aguilar, investigadora de la Universidad de las Islas Baleares y del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (el IMEDEA, cogestionado por el Centro Superior de Investigaciones Científicas y la UIB), lidera el estudio de acciones de conservación en las colonias de cría como parte de este proyecto.
SEAGHOSTS destaca como uno de los seis proyectos financiados (con dos millones de €) por instituciones estatales en el marco de esta convocatoria, destinada a mejorar el monitoreo de la biodiversidad y el cambio en los ecosistemas en Europa, siempre de acuerdo a una nota de prensa emitida hoy por el IMEDEA.
«Los paíños son excelentes indicadores del estado de salud del ecosistema marino: pasan más del 90% de su vida en el mar, viajan largas distancias, se alimentan principalmente de zooplancton, pueden llegar a vivir más de 30 años y son muy sensibles a las amenazas», dice Ana Sanz, investigadora de la UIB-IMEDEA.
«Hasta hace poco se desconocía dónde se alimentaban o dónde pasaban el invierno. Nuestros estudios en Benidorm y Baleares han sido pioneros en este sentido», añade la científica, que destaca además la importancia de contar con datos precisos sobre la distribución de las especies.
Enfatiza también la necesidad de estudiar las amenazas que enfrentan estas aves y cómo las acciones de manejo pueden mejorar su conservación, «SEAGHOSTS mejorará nuestro conocimiento de la ecología espacial, ecología trófica, demografía y amenazas a las que se enfrentan las diferentes especies de paíños».
Estas especies, «presentes en Europa (Hydrobatidae y Oceanitidae)», podrán de este modo ser ayudadas «a mejorar su estado de conservación», añade. La distribución desigual de la huella humana en los océanos y la falta de estudio de su impacto en el medio marino dificultan el cumplimiento de iniciativas como éstas.
Son los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU por parte de la UE. «Aunque hay una sensibilidad europea hacia la transición verde, la inversión en tecnologías bajas en carbono y energías renovables puede tener efectos negativos en los ecosistemas marinos», señalan desde el IMEDEA.
En Baleares y Benidorm, se han desarrollado medidas de conservación para las colonias de paíños. Los nuevos datos generados por este proyecto permitirán mejorar la comprensión de sus rutas migratorias y zonas de alimentación, identificando amenazas y áreas críticas que requieren protección adicional.
Esto incluye la identificación de puntos críticos no cubiertos por las Áreas Marinas Protegidas existentes, la edición de mapas de sensibilidad a impactos antropogénicos y la definición de Unidades de Conservación más precisas, así como la mejora de las estrategias de conservación en las colonias de cría.
«El proyecto tiene como objetivo abordar las lagunas en el conocimiento sobre la biodiversidad marina mediante la combinación de datos de monitoreo disponibles —demográficos, morfológicos, genéticos y tróficos— con otros que se adquirirán durante el proyecto, complementando así el muestreo en toda Europa.
»Este conocimiento también contribuirá, de manera más sólida y específica, a la definición de las diferentes Unidades de Conservación (CU) de los paíños que habitan nuestros mares», explica el investigador Raül Ramos de la Universidad de Barcelona y coordinador de SEAGHOSTS.
Algunas de las metodologías que aplicará el proyecto SEAGHOST son: dispositivos de geolocalización ultra miniaturizados, modelado de hábitats, análisis de isótopos estables, análisis de metabarcoding de ADN, análisis demográficos, morfometría geométrica y caracterización de microplásticos.
SEAGHOSTS proporcionará una perspectiva actual innovadora y crítica sobre los impactos antropogénicos en el medio marino —en particular, cómo estos impactos afectan a especies poco conocidas— que será clave para una mejor gestión y conservación de la biodiversidad marina.
El proyecto, se desplegará en los próximos tres años, involucra a un total de dieciséis socios de diez países europeos (España, Dinamarca, Alemania, Portugal, Grecia, Noruega, Italia, Francia, Irlanda, Islandia), así como uno de Estados Unidos y Canadá.