Aina Huguet Torres - Foto: A.Costa/UIB
La tesis doctoral de Aina Huguet Torres, elaborada en la UIB durante la pandemia de COVID19, ha analizado la eficacia de las medidas de protección individual y de alerta y que la falsa sensación de seguridad con la familia y los amigos incrementó el riesgo de incumplir las medidas.
La pandemia sirvió de escenario para el estudio en tiempo real de la eficacia de las medidas de prevención para intentar frenar los contagios por el virus SARS-CoV-2. Éste es el caso de la tesis doctoral de Huguet, mientras la investigadora trabajaba como enfermera en el rastreo de los contactos estrechos de personas contagiadas.
La investigadora pudo elaborar un estudio para evaluar la eficacia de medidas como el uso de mascarillas y el lavado de manos en la prevención de la transmisión del COVID19. Además, su investigación analizó cómo la transmisión del virus se vio afectada por la ventilación del espacio.
Otros factores analizados fueron la distancia del contacto y el tiempo de exposición. También se evaluó la transmisión en diferentes ámbitos (laboral, escolar, doméstico, transporte, etc.), analizando el efecto del uso de mascarillas en diferentes contextos.
En su tesis doctoral, también se estudiaron algunos factores que influyeron en que se utilizara o no la mascarilla cuando se estaba en contacto con otras personas. Fruto de este trabajo, la investigadora señala que la mascarilla es efectiva en la prevención de la transmisión del SARS-CoV-2.
Es decir, si durante el estrecho contacto con alguien infectado (que todavía no sabía que lo estaba) se había utilizado mascarilla, la probabilidad de infección era menor que si no se había utilizado. El riesgo de contagio si se utilizaba la mascarilla se reducía prácticamente a la mitad.
En función del tipo de espacio, la mascarilla era aún más importante. Concretamente, en espacios interiores (tanto ventilados como no ventilados), la mascarilla era un elemento clave para disminuir la probabilidad de contagio, mientras que en espacios exteriores tenía poca importancia.
Además, cuanto más tiempo estuviera en contacto con un sujeto contagiado mayor era el uso de la mascarilla para prevenir el contagio. La sintomatología del paciente infectado no se vio asociada a un mayor riesgo de transmisión a sus contactos cercanos; por eso, no debería hacerse diferenciación por sintomatología.
El único síntoma del contagiado que se asoció a una mayor transmisión de SARS-CoV-2 fue la tos, uno de los principales mecanismos de transmisión del virus. En los contactos de mayor riesgo (espacios interiores, con más tiempo de exposición y menos distancia con el contacto) era donde menos se utilizaba la mascarilla.
Según la investigadora, «probablemente, en los contactos más cercanos, con su familia y amigos, tenemos una falsa sensación de seguridad y no se utilizan medidas de protección individual. Además, durante la pandemia gran parte de los contagios, aproximadamente el 80%, se producían en el ámbito domiciliario».
Los resultados de la tesis doctoral indican que, en las epidemias de virus respiratorios, es importante el uso de mascarillas, especialmente en espacios cerrados, tiempos de exposición largos y distancias cortas como ámbitos domiciliarios o reuniones en espacios cerrados.
En futuras pandemias, se podrían diseñar aplicaciones informáticas de análisis de datos en tiempo real para optimizar y priorizar el rastreo en función del riesgo de contagio y de las condiciones del entorno local, lo que permitiría también optimizar los recursos sanitarios y contribuir a reducir la transmisión del virus.