Fue decirle a ManuERA García -la que fue y dejó de ser- lo del sueldo por encima de cien mil en el parlament de lo de Ureña y todo seguido contestar que era un bulo. ¿Nosotros un bulo? Sin quererlo ni beberlo, sin aumento de sueldo en estas letras, nos han metido de lleno en el mundo del fango. Ya era hora.
Dice la crónica, dice la prensa especializada, que la consellera de Salut se atrevió a desafiar a esta columna respondiendo que lo del sueldo del diréctor era un bulo, algo parecido a lo que dijera nuestra bulera de cabecera, la ex Francina y la ex Armengol, cuando el asunto de las mascarillas, cuando se contaban también por millones de euros la carrera profesional que habían emprendido su “querido” Koldo, su “distinguido” Aldama y de su “por consiguiente” Ábalos.
Y como la carrera profesional termina donde empieza, la enfocamos en el colegio de médicos, ese lugar que parece también digno de enseñanza en cuanto a parnés, en cuanto a dinero, en cuanto a los casi dos millones de euros de presupuesto desde el que se gestiona imperativamente, porque la colegiación es obligatoria. Dice la historia reciente de la semana pasada, habla la prensa de estos días, del dineral (más del doble) que pagó el colegio para evitar una sentencia condenatoria por acoso laboral y despido improcedente. Aunque suponemos como ciertos los hechos que se pagan tras una conformidad con dinero de todos, nunca hablamos de lo que podemos escribir, por eso no sorprende tanto acojono en llegar a un acuerdo por más del doble de lo que la ya reconocida solicitaba en las mismas puertas del juzgado de lo social. Por eso no nos extraña el treje-maneje, el contubernio entre gerencias, asesorias jurídicas, incompatibilidades y asuntos privados que implican al menos de forma objetiva desconocimiento e imprevisión en el resultado de una demanda como esa.
Como nos gusta la palabra bulero, le ponemos a la crónica el título que debe y por si acaso, no sea cosa que se haya pagado del bolsillo de todos los colegiados. Esperamos que -bajo la responsabilidad última del responsable, el sonriente presidente Recasens- se haya negociado y pagado con el montante de euros de lo que nos costó aquella farra alcohólica en bar de copas y pulsera fucsia en la muñeca. Siempre hay una sonrisa para un descosido, sobre todo si lo paga otro.
Es pronto para saber si existe relación entre tanta subida de sueldo y algún festín navideño y a escote. Es probable que se nos esté preparando a los colegiados una nueva fiesta sorpresa que pagaremos entre todos, pero esperamos después de tanta alegría una juerga en condiciones donde se haga efectivo aquel adagio soez que decía “donde pago, cago”. Todo y aunque ya nos imaginamos quién ha pagado la cagada.