Afortunadamente, el sentido común prevaleció sobre la voracidad ahorradora, y tanto el Joan March como el Hospital General pudieron continuar formando parte del mapa asistencial público de Balears.
Hoy, varios años después, ambos hospitales no solo siguen en pie, sino que desarrollan un papel primordial en el presente y el futuro de la atención sanitaria en nuestra Comunidad Autónoma.
Es en este contexto de nuevas y prometedoras expectativas en el que cabe situar la etapa que ha emprendido el Hospital Joan March a raíz de la ejecución de su ambicioso proyecto de reforma y modernización, que ha contado con una inversión cercana a los 235.000 euros y ha abarcado dos de las plantas del área de hospitalización, los baños de 34 habitaciones, y el área de rehabilitación y fisioterapia, habiéndose incorporado, además, medidas para mejorar la eficiencia energética en todo el edificio.
Estos recursos brindarán al Joan March las armas necesarias para abordar con éxito su condición de eje fundamental del Plan de Atención a la Cronicidad que está implementando la Conselleria de Salut.
Cabe tener presente, como recordó la consellera, Patricia Gómez, en su reciente visita a las instalaciones, que, al margen de ser un hospital emblemático, el Joan March es un centro estratégico para la atención de los pacientes crónicos de Mallorca, dado que aporta cien de las 400 camas sociosanitarias que actualmente están dando respuesta a las necesidades asistenciales de Balears.
Con la reforma, el ‘indultado’ hospital acogerá espacios más funcionales y adaptados a las necesidades de los pacientes, sus familiares y de los profesionales.
Pocas veces un ‘indulto’ ha acabado siendo tan celebrado y aplaudido, y hace bien el Govern actual en aprovechar al máximo todas las posibilidades tanto del Joan March como del Hospital General, que no son precisamente pocas.