Juan Riera Roca /
La tesis doctoral de Jordi Fernández Blanco confirma la eficacia de los programas INFADIMED, de educación nutricional, y ACTIVA’T, de promoción de la actividad física, para reducir la prevalencia de la obesidad infantil y aconseja para ello dieta mediterránea y deporte.
La obesidad es el problema nutricional más frecuente en los países industrializados y que más comorbilidad lleva asociada, a corto y largo plazo. Se ha convertido en uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI, y también afecta a la infancia.
El objetivo de la tesis doctoral de Jordi Fernández Blanco, defendida en la Universitat de les Illes Balears (UIB), ha sido desarrollar y evaluar programas de educación nutricional y de promoción de la actividad física en la infancia. El estudio se ha llevado a cabo en Vilafranca del Penedès (Barcelona).
Los programas analizados han sido INFADIMED y ACTIVA’T. INFADIMED es un programa llevado a cabo por profesionales de enfermería de atención primaria que promueve la dieta mediterránea entre los alumnos de educación infantil y primaria.
Su objetivo es dar herramientas a los niños para que puedan decidir qué es más beneficioso para su salud. INFADIMED ha utilizado un canal transmisor innovador, creando una serie de dibujos animados, con un personaje central encargado de informar a los niños.
Este personaje explica a los escolares los beneficios de un estilo de vida saludable: se trata del Capitán Vitaminas, el nuevo superhéroe de los niños. En los tres años que duró el estudio, se crearon 24 capítulos, 6 capítulos por curso, desde los 3 hasta los 9 años.
El programa consiste en una sesión mensual de 45 minutos, durante seis meses para los estudiantes de preescolar y de primero y segundo de primaria, durante la cual se proyecta un vídeo de animación de unos quince minutos de duración, de producción propia.
Cuando termina la proyección, los profesionales de enfermería que acompañan a los escolares durante estas sesiones hacen un resumen y abren un debate con los alumnos. La intervención termina con una actividad relacionada con el tema tratado.
El programa no sólo ha reducido la prevalencia de sobrepeso entre los niños, sino que también les ha hecho adoptar hábitos alimenticios más saludables. El consumo de frutas y verduras ha aumentado de manera considerable en el grupo de intervención.
Antes, el 83,7% de los estudiantes afirmaba que consumía una pieza de fruta diaria. Esta cifra aumentó hasta el 90,6% tras la intervención. El incremento del número de niños que tomaban una segunda ración de fruta diaria fue superior y pasó del 32% al 72,1%.
En el caso del consumo de una ración de verduras diaria el aumento no fue tan grande, pero sí se observó un incremento en los alumnos que tomaban dos raciones o más al día de vegetales crudos o cocinados, que pasó del 22,6% al 50,5%.
También ha habido un aumento en el consumo de frutos secos. Al inicio del programa, el 23,8% de los niños del grupo de intervención afirmaban que tomaban frutos secos dos o tres veces por semana y cuando terminó, el porcentaje era del 43,3%.
En cuanto al consumo de alimentos poco saludables, como la bollería industrial, las bebidas azucaradas y los caramelos, se redujo a la mitad entre los niños que formaban parte del grupo de intervención durante el tiempo que duró el estudio.
INFADIMED va más allá de la educación nutricional: entiende la dieta mediterránea como un estilo de vida saludable y busca modificar los hábitos de todo el núcleo familiar hacia un patrón más saludable que repercute en la alimentación, en el descanso, en la higiene, en la actividad física.
Y también pretende crear entre todos una sociedad más sostenible. INFADIMED busca que los niños aprendan a cuidarse escuchando y entendiendo su cuerpo y su entorno, desde la vertiente mediterránea. Y siempre en su hábitat natural: la escuela.
La prevalencia de exceso de peso infantil (sobrepeso + obesidad) en Vilafranca del Penedès al inicio del estudio INFADIMED y en la franja de edad de 3 a 7 años era del 21,9%, según puso de manifiesto la prospección previa, señalando unas tasas que parecen alarmantes.
Al separar la población intervenida, se obtuvo un grupo control con una prevalencia del 20,8% de exceso de peso y un grupo intervención con una prevalencia del 22,9%, con los que se inició el estudio y se pudieron realizar análisis con rigor epidemiológico.
Al finalizar el programa de intervención, tres años después, el grupo control aumentó la prevalencia del sobrepeso infantil en 8,4 puntos (hasta 29,2%), mientras que el grupo intervención descendió 6,3 puntos (porcentaje final: 16,6%).
Por otra parte, el programa ACTIVA’T busca la implicación de los padres en dos problemas que preocupan mucho las entidades sanitarias y que en muchos casos están entrelazados: el exceso de peso y el sedentarismo.
ACTIVA’T promueve el deporte en familia, gracias a un programa desarrollado entre los monitores del complejo deportivo municipal y los profesionales de la salud del centro de atención primaria, de modo que esa práctica se realiza más allá de los entornos escolares grupales.
El programa propone al niño ya su acompañante (padre, madre o cuidador adulto) 60 minutos de actividad física aeróbica en el complejo municipal controlada por un monitor durante dos días a la semana, más un día de deporte en familia al aire libre.
También ofrece asesoramiento nutricional en la consulta de enfermería del centro de atención primaria, de modo que se muestra a las familias a dónde deben acudir dentro del sistema sanitario y se promueve el liderazgo de la enfermería en este proceso.
Para valorar si el programa funcionaba, se compararon dos grupos: uno que recibió educación nutricional y realizó ejercicio más de 5 horas a la semana y otro que recibió la misma educación nutricional y realizó menos de 3 horas de ejercicio semanal, ambos en seis meses.
Si bien el programa de intervención logró disminuir la prevalencia de exceso de peso en ambos grupos de estudio, se apreció una mayor disminución en aquellos individuos en los que se estableció una estrategia de acción multifocal: dieta y actividad física.
El perfil lipídico también mejoró sustancialmente después de los 6 meses de intervención dietética (en el grupo al que solo se aplicó este baremo) y dietética combinada con el programa de ejercicio físico (en el grupo en el que se combinaron ambos).
Con los resultados obtenidos en ambos programas, se demuestra que los profesionales de la salud de los centros de atención primaria, en colaboración con los profesionales de la educación y los técnicos de deportes municipales, pueden crear programas eficientes.
Estos programas pueden tener efectos positivos para mejorar la salud de la población, sin un gasto económico extra, sino más bien poniendo en marcha procedimientos que aprovechen los recursos locales y trabajando todos los implicados en equipo.