El verano trae muchas cosas buenas. Las charlas en la terraza del bar, las noches al aire libre, los días de playa o piscina con la familia… Pero también viene acompañado por una serie de riesgos, y es que los aumentos de temperatura y los hábitos veraniegos pueden pasar factura a nuestra salud visual.
De hecho, en esta época del año las enfermedades oculares aumentan hasta en un 20%, sobre todo en niños y en personas mayores. Así lo advierte el doctor Scott Anderson García del equipo de Oftalmedic Salvà (Red Asistencial Juaneda), que nos explica cuáles son los peligros a los que nos enfrentamos y cómo prevenir complicaciones en nuestra vista.
Riesgos del verano para nuestros ojos Los días de verano traen consigo una serie de factores que hacen que aumente el riesgo de sufrir enfermedades visuales, como la incidencia de los rayos solares, el abuso de aires acondicionados o la frecuencia de visita a playas o piscinas.
El sol se encuentra más cerca de la tierra y, por tanto, la radiación ultravioleta aumenta de forma considerable. Este hecho puede afectar a la córnea en forma de queratitis superficial, acelerar la progresión de las cataratas e incluso producir quemaduras a nivel retiniano.
En la montaña, la baja humedad y el calor contribuyen a aumentar la evaporación de las lágrimas, resecando el ojo. Lo mismo ocurre con el uso excesivo del aire acondicionado. La sequedad ocular ocasiona picor, ardor, visión borrosa, sensibilidad a la luz y sensación de ‘arenilla’.
El cloro de las piscinas irrita la conjuntiva ocular y puede producir algunas formas de queratitis que pueden llegar a ser graves. Además, en muchas ocasiones el cloro no es suficiente para eliminar los agentes patógenos que se encuentran en el agua de las piscinas, y se pueden dar casos de conjuntivitis bacterianas o víricas.
En las playas también surgen infecciones, aunque con menor frecuencia. Aun así, la sal del mar y la arena fina pueden causar irritaciones oculares y erosiones en la córnea o la conjuntiva.
Si se detecta alguno de estos síntomas es necesario acudir siempre a la consulta del oftalmólogo para aplicar el tratamiento correspondiente y prevenir mayores complicaciones.
Consejos profesionales Para evitar los peligros del verano, el Dr. Scott Anderson aconseja:
1. Utilizar gafas de sol con filtros de protección homologados el mayor tiempo posible y no exponerse al sol en las horas centrales del día.
2. Ingerir la adecuada cantidad de líquidos para favorecer la correcta producción de lágrimas, y no abusar del aire acondicionado.
3. Hacer uso de gafas de natación o buceo en playas y piscinas.
4. Tener siempre a mano suero fisiológico estéril o lágrimas artificiales para lavar los ojos en caso de irritación o entrada de sustancias o cuerpos extraños.
5. Extremar los cuidados y la higiene si se es usuario de lentes de contacto.
En cualquier caso, los expertos recuerdan la importancia de las revisiones oculares en los meses de verano y aseguran que el mejor remedio es el que no se tiene que dar, y por tanto, la prevención es siempre la mejor opción.
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