Evitar las fuentes de calor, el alcohol y el tabaco, además de tener una dieta rica en antioxidantes y utilizar ropa interior holgada es clave para preservar la calidad de los espermatozoides, tal y como asevera el doctor Javier Falcón, urólogo de Grupo Hospitalario Quirón en Tenerife.
En la mayoría de los casos, una persona no descubre que tiene problemas para concebir un hijo hasta que no empieza a intentarlo. Es en ese momento, transcurrido un año sin resultados, cuando es recomendable que la pareja acuda al médico para hacerse un completo estudio que determine lo que ocurre y poder así establecer las soluciones oportunas.
El primer paso es descartar que el problema esté en el hombre, pues un análisis del líquido seminal puede detectar el origen del problema y establecer el tipo de tratamiento a seguir.
El doctor Falcón explica que esta prueba diagnóstica puede dar lugar a diferentes grados de alteración: oligozoospermia (cuando el análisis indica que hay pocos espermatozoides en el esperma); la oligoteratozoospermia (los espermatozoides son pocos y anómalos) y la azoospermia (ausencia total de espermatozoides).
Aunque en el caso de la oligozoospermia la causa suele ser de tipo hormonal (hipogonadismo) y en el de la azoospermia la razón puede ser obstructiva o genética, la realidad es que en la mayoría de las ocasiones se desconoce la causa de la infertilidad masculina, aclara el doctor.
Los que sí están bien definidos, expone el especialista, son los factores de riesgo, como son el consumo de tóxicos, tratamientos médicos agresivos, como la quimio y la radioterapia, o haber sufrido determinadas infecciones, tanto de orina como de transmisión sexual.
Estos factores, junto con la exposición frecuente de los testículos a una fuente de calor, pueden reducir la capacidad de los espermatozoides para fecundar un óvulo. «De hecho, colectivos como los cocineros tienen mayor probabilidades de sufrir infertilidad porque trabajan frente al fuego de la cocina», agrega.