Juan Riera Roca /
Las carreteras de Baleares se han cobrado la vida de cuatro personas durante los meses de julio y agosto, lo que pese a la tragedia individual y familiar inapelable que envuelve cada uno de esos casos, representa siete víctimas mortales menos que en el mismo periodo estival del pasado año 2017.
Según los datos facilitados por la Dirección General de Tráfico del Ministerio del Interior la Comunidades de Baleares, Andalucía, Asturias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Extremadura, Comunidad de Madrid y La Rioja, una de las ocho comunidades autónomas que ha experimentado descensos de fallecidos por esa causa.
En toda España han muerto 259 personas en las carreteras como consecuencia de 236 accidentes mortales durante julio y agosto de 2018, lo que supone a nivel nacional el trágico incremento de 34 muertos más que en el mismo periodo de 2017, 15%, con 29 siniestros más frente a los 207 de los meses centrales del verano pasado.
El año pasado, la siniestralidad vial del periodo estival descendió con respecto a la de 2016, con un 12 por ciento menos de fallecidos y un 11,2 por ciento menos en accidentes mortales registrados. De este modo, las cifras vuelven a la senda de ascenso, tras los incrementos registrados en el verano de 2015 y 2016.
Este verano los usuarios vulnerables representaron el 34 por ciento de los fallecidos (66 muertos de los 259). De ellos, la mayoría fueron motociclistas (52), seguido de peatones (23) y ciclistas (ocho). Con respecto al año pasado, los datos han sido muy similares, a excepción de los peatones, pues este 2018 ha habido ocho muertes más.
Según el balance presentados por la DGT, 29 de los fallecidos en turismo no utilizaban cinturón de seguridad en el momento del accidente (23%). Respecto al uso del casco, un usuario de ciclomotor y otros dos de moto fallecidos en accidente no llevaban el casco. Entre los ciclistas, todos ellos sí hacían uso de casco, lo que no les salvó.