La maldición de quedarse sin respirar durante el sueño puede acarrear problemas cardíacos
“Mis novias me dicen que por las noches me quedo sin respirar mientras duermo, que les asusta mucho, pero yo no lo recuerdo, no me despierto”. Con estas palabras un personaje de la TV intentaba concienciar a la población de la gravedad de una enfermedad poco conocida.
Las apneas del sueño consisten en que por alguna razón patológica el paciente, mientras duerme, se queda sin respiración. La pérdida de aire le supone un pequeño acceso de ahogo que se manifiesta en una serie de microdespertares, de los que el afectado es normalmente inconsciente.
Las consecuencias de esta enfermedad son de dos tipos. La sucesión de microdespertares genera una falta de sueño inconsciente. El paciente cree que ha dormido sus ocho horas pero el sueño no ha llegado a ser profundo ni reparador.
El paciente siempre tiene sueño y se duerme fácilmente. Tan fácilmente que hay afectados que se duermen atándose los zapatos, en el trabajo y, lo que supone un problema y un riesgo grave, conduciendo o realizando tareas peligrosas. Muchos de los casos de accidentes mortales al volante por quedarse el conductor dormido son consecuencia de apneas del sueño.
El segundo grupo de consecuencias probables de las apneas del sueño es un aumento importante del riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular severa. Es por ello importante detectar esta enfermedad -pregúntele a la persona que duerme con usted- o si sospecha de quedarse dormido por todo.
Los especialistas explican que la apnea durante el sueño es en realidad un grupo de trastornos que generan que la respiración se detenga repetidamente durante el sueño durante un tiempo suficiente para provocar una desoxigenación sanguínea y cerebral y aumentar la cantidad de anhídrido carbónico.
Una apnea durante el sueño será obstructiva si es consecuencia de una obstrucción en la garganta o en las vías respiratorias superiores. La apnea será central si es como consecuencia de una disfunción de la actividad en la parte del cerebro que controla la respiración.
En la apnea obstructiva puede aparecer una combinación de concentraciones bajas de oxígeno en sangre y altas de anhídrido carbónico lo que cuando se produce de forma prolongada reduce la sensibilidad del cerebro a tales anomalías, añadiendo un elemento de apnea central al trastorno obstructivo.
Explican los especialistas que la apnea de tipo obstructiva durante el sueño se presenta en grupos de riesgo integrados mayoritariamente por varones obesos que, en su mayoría, suelen intentar dormir de espaldas. Este problema es más frecuente en varones obesos, de cuello corto y fumadores.
La obesidad produce un estrechamiento de las vías aéreas superiores. El riesgo se incrementa por el tabaquismo, el abuso de bebidas alcohólicas y por la presencia de enfermedades pulmonares como el enfisema (que en la mayoría de los casos es derivada también del tabaquismo).
Un elemento a tener en cuenta a la hora de desarrollar factores de prevención es que es posible que exista una predisposición hereditaria a la apnea del sueño (estrechamiento de la garganta y de las vías aéreas superiores), afectando en este caso a varios miembros de una misma familia.
Tal y como recuerdan los especialistas, los músculos se relajan durante el sueño, incluyendose en esa situación de relax los músculos que ayudan a mantener las vías respiratorias abiertas y que permiten que el aire fluya hacia los pulmones, aunque la la garganta aún permanece lo suficientemente abierta.
Algunas personas tienen un área en la garganta más estrecha. Cuando los músculos en la parte superior de la garganta la respiración puede detenerse durante un tiempo, unos 10 segundos. Ver como la pareja deja de respirar durante el tiempo de contar hasta 10 y se convulsiona, aunque levemente, asusta.
En el caso de las personas con apnea obstructiva del sueño se genera un ronquido que viene causado por el aire que trata de salir por la vía respiratoria estrechada o bloqueada. Ello no significa, en cualquier caso, que todos los roncadores sufran apnea del sueño.
Una serie de diferentes factores pueden aumentar el riesgo. Es el caso de ciertas formas del paladar o de la vía respiratoria que provocan que se estreche o colapse; amígdalas y vegetaciones adenoideas grandes en niños que pueden bloquear la vía respiratoria.
También, tener un cuello o grande, una lengua grande que pueda retraerse y bloquear la vía respiratoria; dormir boca arriba también aumenta los episodios de apnea del sueño, o al menos se ha constatado que se dan casos entre quienes están obesos y por ellos prefieren dormir de espaldas.
Tener este tipo de paradas respiratorias durante el sueño conlleva una serie de problemas potenciales por complicación que pueden llegar a ser muy graves: debido a la somnolencia diurna, tienen un aumento del riesgo de accidentes automovilísticos e industriales por dormirse en el trabajo.
La apnea obstructiva del sueño sin tratamiento puede provocar o empeorar las enfermedades cardiovasculares como arritmias cardíacas, insuficiencia cardíaca, hipertensión arterial, disfunción sexual relacionada con la circulación sanguínea y generar un accidente cerebrovascular.
Es muy aconsejable acudir al médico a exponer el problema si la persona se encuentra con una serie de síntomas que pueden serlo de padecer esta enfermedad: somnolencia diurna excesiva, notar las microparadas respiratorias durante el sueño, no mejorar con las terapias señaladas por el médico.
Los pacientes de estas enfermedades deben acudir al médico con urgencia si notan una disminución del estado de conciencia, una somnolencia extrema, alucinaciones, cambios en la personalidad o confusión persistente. Son síntomas compatibles con infarto cerebral, con riesgo de muerte o de invalidez.
Explica la doctora Arantxa Campo Ezquibela, especialista en Neumología, que “para valorar la necesidad de tratamiento ha de realizarse en primer lugar un diagnóstico. Hay otros trastornos nocturnos que pueden provocar despertares frecuentes o somnolencia durante el día.” “Por eso es imprescindible realizar un estudio de sueño (poligrafía cardio-respiratoria o polisomnografía), en el que se registran el flujo aéreo, la frecuencia cardiaca, el esfuerzo ventilatorio, el nivel de oxigenación sanguínea y, cuando sea posible, las fases del sueño”.
Con esta prueba se hace un diagnóstico de la enfermedad y se establece el grado de severidad en función del número de pausas, su duración, la desoxigenación que provocan y la asociación a trastornos de la frecuencia cardiaca. Además, sirve para establecer el tratamiento y ver si éste es efectivo.
La polisomnografía es una prueba usada en el estudio del sueño. Los estados y las fases del sueño humano se definen mediante el electroencefalograma (EEG), el electrooculograma (EOG, una medición de los movimientos oculares) y el electromiograma de superficie (EMG).
La polisomnografía consiste en el registro de estos parámetros electrofisiológicos que definen los estados de sueño y de vigilia. Al sujeto estudiado se le colocan durante esa prueba sensores en el cuerpo. Curiosamente, los pacientes de apneas del sueño se duermen sin problemas, dado su agotamiento y somnolencia.
1 comentario. Dejar nuevo
[…] Saludediciones FUENTE: Gabinete de prensa del Hospital Infanta […]