JUAN RIERA ROCA / Se acerca la tempora de gripe del invierno 2018-2019 y los profesionales sanitarios advierten de nuevo contra el uso sin consulta médica y sin cumplimiento de los protocolos adecuados de los antibióticos. Los antibióticos no curan ―por ejemplo― la gripe, ya que la produce un virus.
El domingo 18 de noviembre se celebra el Día Europeo para el Uso Prudente de los Antibióticos, con el que se intenta concienciar sobre los riesgos del uso indebido de estos fármacos. El principal riesgo de un mal uso es la generación de resistencias, es decir, que los antibióticos dejen de curar las enfermedades infecciosas que actualmente curan.
El doctor Manuel Escolar, del Departamento Médico de Cinfa recuerda que “hacer un uso incorrecto implica, por ejemplo, que el antibiótico se tome sin seguir las instrucciones del profesional sanitario, que se emplee erróneamente para tratar dolencias causadas por virus como gripes o resfriados”.
Y también supone un riesgo “que se adquiera sin receta médica o que se interrumpa su toma antes de completar el tratamiento”. España destaca en este tipo de malas prácticas, además de ser el tercer país del mundo y el primero de Europa que más antibióticos consume.
Son datos de un reciente informe de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos. La principal y preocupante consecuencia es una mayor resistencia de las bacterias a los antibióticos. Como recuerda el experto de Cinfa, “lo que hay que tener claro es que son las bacterias las que se hacen resistentes a los antibióticos, no las personas”.
De este modo “si yo los tomo de manera incorrecta, ese comportamiento no solo representa un riesgo para mi salud, sino para la población en general”. Es lo que se explicita diciendo que el mañ uso de los antibióticos supone un riesgo ecológico para la salud de todo el mundo.
El aumento de la resistencia de las bacterias se traduce en una pérdida de eficacia del antibiótico en el tratamiento de las infecciones de origen bacteriano, “que es para lo que debemos tomar los antibióticos, siempre bajo indicación médica y con receta”, insiste el experto de Cinfa. “
Su consumo excesivo o imprudente acelera el proceso natural por el que las bacterias intentan sobrevivir a la acción del medicamento, convirtiéndose en lo que ha dado en llamarse “superbacterias”, inmunes al efecto de los antibióticos habituales” añade.
En España, según la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS), 2.800 personas mueren cada año por la mayor resistencia de las bacterias a los antibióticos, cifra que asciende a 25.000 en toda Europa. Son personas con infecciones en otro tiempo sensibles a los antibióticos.
Con el fin de garantizar la salud de todos y evitar que los tratamientos se vuelvan ineficaces, es importantísimo saber en qué casos o ante qué patologías podemos recurrir a los antibióticos, aunque en cualquier caso ha de ser el médico quien los recete y jamás usar los que sobraron en el futuro.
“Las infecciones respiratorias habitualmente están producidas por virus y son la causa más frecuente de un uso inadecuado de antibióticos: para catarros, gripes, resfriados o incluso faringitis, los antibióticos no son necesarios porque ni bajan la fiebre, ni reducen la tos, ni la mucosidad, ni los estornudos”, finaliza el doctor Escolar.
10 recomendaciones para consumir antibióticos de manera responsable
1. Nunca te automediques. Puedes estar cometiendo el error de consumir medicamentos totalmente ineficaces para combatir tu infección y, por tanto, estar contribuyendo al aumento de la resistencia de las bacterias patógenas. Además, expones a tu organismo sin necesidad a reacciones alérgicas o efectos secundarios adversos.
2. Recuerda que no son eficaces para curar catarros y gripes. Estas infecciones están causadas normalmente por virus, y los antibióticos sólo actúan contra las bacterias. Tampoco alivian el dolor o la fiebre.
3. No solicites antibióticos al farmacéutico sin que el médico te los haya indicado. No presiones al profesional sanitario para que te dispense estos medicamentos si acudes sin receta a la farmacia ni exijas al médico que te los prescriba, si no los considera necesarios.
4. Tampoco para tus hijos. Si el niño muestra síntomas de alguna infección, llévalo al pediatra, quien te indicará si es necesario administrarle o no un antibiótico. Hacerlo sin que sea necesario puede ser dañino para la salud de tu hijo y hacer más difícil su curación cuando contraiga una infección que de verdad requiera antibióticos.
5. Sigue fielmente las instrucciones del doctor cuando tomes antibióticos. Debes respetar y cumplir todas sus pautas, tanto en lo referente a la dosis que debes tomar, como a la duración del tratamiento. Las resistencias de las bacterias a los antibióticos aumentan cuando estos se toman en dosis incorrectas o de forma irregular.
6. Organízate para cumplir el horario al pie de la letra. Antes de empezar, piensa en qué horario te resulta más fácil respetar la frecuencia indicada por tu médico. Por ejemplo, si te prescriben una dosis cada ocho horas, comienza a las 8 de la mañana, toma la siguiente a las 4 y la última, a las 12 de la noche. Si solo es necesaria una dosis al día, tómala siempre a la misma hora.
7. Completa el tratamiento hasta el final. No lo interrumpas, aunque desaparezcan los síntomas de la enfermedad, ya que para que sean efectivos, los antibióticos tienen unos tiempos que hay que respetar.
8. No guardes ni tomes los antibióticos que te sobren después del tratamiento. Si has recibido más dosis de la que te recetaron, no los guardes para tomarlos cuando vuelvas a sentir síntomas. En su lugar, pregunta a tu farmacéutico cómo deshacerte de ellos de manera adecuada.
9. Siempre que sea posible, vacúnate para evitar las infecciones. De esta manera, velas por tu salud, al tiempo que contribuyes a evitar que las bacterias aumenten la resistencia a los antibióticos. Acompaña también a tus hijos o mayores a vacunarse, cuando esté recomendado para ellos.
10. Para tu mascota, también con receta. El veterinario decide su tratamiento y prescribirá el antibiótico solo cuando sea necesario. No le des medicamentos sobrantes que puedas tener en casa. Las bacterias también pueden hacerse resistentes a consecuencia de un mal uso de antibióticos en animales.