Aparecieron hace unos 500 millones de años en el Cámbrico y reaparecen cada verano y cada vez con más frecuencia en nuestras playas, originada esa mayor frecuencia por la desaparición de sus predadores naturales que son las tortugas marinas, principalmente.
Las medusas son capaces de generar graves picaduras al rozar con sus tentáculos, picaduras que pueden adoptar la forma de una picadura puntual, en forma de ampolla o incluso una picadura en forma de ‘latigazo’, si el contacto con el tentáculo fue más longitudinal.
Para desplazarse por el agua se impulsa por contracciones rítmicas de todo su cuerpo; toma agua, que se introduce en su cavidad gastrovascular y la expulsa, usándola como «propulsor». El concepto de medusa no es taxonómico sino morfológico. Muchos cnidarios tienen una alternancia de generaciones, con pólipos sésiles que se reproducen asexualmente y medusas pelágicas que llevan a cabo la reproducción sexual.
Solo los antozoos carecen de forma medusa; las otras tres clases de cnidarios (hidrozoos, escifozoos y cubozoos) poseen forma pólipo y forma medusa; dichas medusas presentan características distintivas en las tres clases, de modo que se puede hablar de hidromedusas, escifomedusas y cubomedusas respectivamente.
Las medusas poseen tentáculos formados por células urticantes, o nematocistos, que usan para capturar presas y como forma de defensa. Estas células contienen una cápsula con un filamento tóxico (venenoso).
Al contacto con una presa, los filamentos se eyectan e inyectan veneno. Los tentáculos de medusas muertas que a veces se encuentran en la playa pueden envenenar por varias semanas.
La toxicidad de la picadura de la medusa varía según la especie. La mayoría de las medusas que encuentran los bañistas provocan picaduras dolorosas y con una sensación de ardor, pero pasajeras. Sin embargo, se aconseja a los bañistas inmediatamente salir del agua, porque existe la posibilidad de padecer un shock anafiláctico y ahogarse.
Las picaduras de la medusa fisalia, también llamada carabela portuguesa (Physalia physalis) y ortiga de mar (Chrysaora quinquecirrha) rara vez son mortales. Las picaduras de la medusa avispa de mar (Chironex flecheri, Chiropsalmus quadrigatus) pueden causar la muerte en minutos. Algunos peces como el «chicharro» son inmunes al veneno de las medusas y por eso las utilizan como escondite a los posibles predadores.
Medusas de los géneros Cyanea y Physalia llegan a tener tentáculos de hasta 40 metros, en los cuales algunos peces se refugian. Pero en contacto con el hombre, se pueden producir ciertas reacciones alérgicas que podrían causar la muerte.
Según el estudio “Toxicidad por picadura de medusas” de los especialistas J.M. Gilia y S. Noguéb, del aInstitut de Ciències del Mar (CSIC, Barcelona) y de la Unidad de Toxicología Clínica. Hospital Clínic. (Barcelona. España), “las medidas preventivas son las más eficaces, especialmente para los grupos de mayor riesgo. En estos últimos debemos destacar las personas con antecedentes de problemas alérgicos, cardiovasculares o asmáticos.”, Por otra parte y según estos mismos especialistas un punto de referencia a tener en cuenta para todos los casos es el tamaño de la superficie corporal que ha recibido el impacto de los cnidocistos. Las zonas de piel más fina o menos curtida son las más sensibles, especialmente los ojos. Los niños, las mujeres y, finalmente, los varones adultos son, en este orden, los que tienen de mayor a menor riesgo de intoxicación con una misma cantidad de cnidocistos en la piel.
Todo tipo de barrera natural para evitar el contacto de la piel con la medusa será una de las mejores medidas de prevención, explican los especialistas Gilia y Noguéb: “Así, las cremas solares, la vellosidad y la superficie cubierta por el bañador son medidas preventivas excelentes”.
Una vez se ha producido la picadura, hay que procurar no rascarse –añaden –ni frotar sobre la zona en la que se nota la sensacion de quemadura o el dolor intenso. No hay que lavarse con agua dulce, ya que el cambio osmótico hace que se disparen más cnidocistos, pero sí con agua salada. Se debe salir del agua y procurar apartar de la piel los restos de tentáculos, si son visibles, a ser posible con guantes o pinzas.
No debe secarse la piel con toallas ni utilizar arena. Hay que aplicar lo antes posible compresas frías durante 5-15 min. Se pueden preparar estas compresas con una bolsa de plástico llena de hielo, y no se debe aplicar la pieza de hielo directamente sobre la piel, ya que haría el mismo efecto que el agua dulce. La aplicación de compresas calientes está contraindicada, ya que el calor favorece la absorción sistémica del veneno, aconsejan los autores de este trabajo. Yañaden: En algún caso, se han eliminado eficazmente los cnidocistos, no visibles a simple vista, con una cinta adhesiva o un esparadrapo.
Con las medidas comentadas y aplicadas con prontitud, más o menos en el plazo de la hora posterior a la incidencia, se puede solucionar más de un 90% de casos en la playa. Si las molestias continúan, y si especialmente éstas generan temblores, náuseas, mareos o dolor intenso, se deberá administrar antihistamínicos, al igual que si hay urticaria. Si lo que se aprecia es urticaria papular, es aconsejable aplicar corticoides sistémicos.
Se pueden administrar analgésicos –señalan los especialistas –en caso de que el dolor persista. En pacientes con una respuesta compleja o complicada se ha sugerido la aplicación de profilaxis antitetánicas, o antibióticos sistémicos si hay signos de infección secundaria.
La inmovilización de estos pacientes ayuda a desacelerar la absorción del veneno hacia el sistema sanguíneo. Hay que recordar que las medusas llegan a nuestras playas debido a fenómenos oceanográficos y climatológicos naturales que no se pueden evitar.
Las medusas nunca atacan a las personas y las incidencias se producen por simple contacto con los tentáculos o trozos de éstos. El uso masivo y más continuado de las playas ha hecho que los incidentes con medusas se hayan incrementado en los últimos años, hasta el punto de representar más del 50% de todas las incidencias en las playas según los datos disponibles de la Cruz Roja.
Diferentes medusas, diferentes picaduras, diferentes síntomas: La picadura de Carabela portuguesa genera dolor abdominal, cambios en el pulso, dolor en el pecho, desmayo, dolor de cabeza, dolores y espasmos musculares, entumecimiento y debilidad Dolor en brazos y piernas, mancha roja y elevada donde ocurrió la picadura, rinorrea y ojos llorosos, dificultad para deglutir, sudoración.
La avispa de mar o cubomedusa produce dificultad para respirar, náuseas y vómitos, hinchazón y dolor intensos, latidos cardíacos lentos, muerte del tejido cutáneo. La Melena de león genera dificultad respiratoria, calambres musculares, ardor y formación de ampollas en la piel (intenso). La ortiga de mar ocasiona erupción cutánea leve (con picaduras leves), calambres musculares y dificultad respiratoria (con contacto extenso).