JUAN RIERA ROCA / El pasado día 11 de diciembre se realizó un simulacro de incendio en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Can Misses de Eivissa, con muñecos, pero las situaciones que se plantearon podrían ser reales, como el incendio del sistema de alimentación ininterrumpida del Servicio de Medicina Intensiva (UCI) del Hospital Can Misses, muy cerca del control A de enfermería.
El “fuego” no había podido ser controlado con los medios disponibles y ello obligó a aplicar el plan de emergencia de la UCI y trasladar a tres pacientes que estaban ingresados en estado crítico: Uno de los pacientes sufre EPOC reagudizada, está conectado a ventilación mecánica no invasiva y lleva canalizada una vía venosa periférica con sueroterapia de mantenimiento y una sonda vesical.
El paciente está estable hemodinámicamente, pero no tolera las desconexiones de la ventilación mecánica. El segundo paciente, politraumatizado a causa de un accidente de moto, presenta traumatismo torácico (contusión pulmonar y cuatro fracturas costales) y del miembro inferior derecho (fractura del fémur), además de disfunción multiorgánica.
Está conectado a ventilación mecánica invasiva y lleva dos drenajes torácicos conectados a aspiración; está pendiente de intervención quirúrgica. El tercer paciente evacuado es un hombre con síndrome coronario agudo, que requiere oxigenoterapia y está pendiente de un cateterismo cardiaco. Todos ellos son muñecos, aunque las situaciones son reales.
Los profesionales se entrenaron de esta manera ante lo que podría ser una situación real con pacientes críticos. Los pacientes fueron evacuados a la Unidad de Reanimación Postanestesia (URPA), situada en el Área Quirúrgica, y al Servicio de Urgencias. El simulacro duró aproximadamente 15 minutos y se evacuó también a los pacientes y a los trabajadores de la zona afectada.
La preparación de este simulacro fue compleja y duró semanas hasta el incendio simulado. Participaron en éste, el Servicio de Medicina Intensiva, que dirige la Dra. Paz Merino, y la supervisora de enfermería de la UCI, Manuela Vila, y el enfermero referente de la UCI, José García Verdejo, además del Comité de Autoprotección del Área de Salud de Ibiza y Formentera, compuesto por la Dirección de Gestión y la Unidad de Prevención de Riesgos Laborales.
Previamente se había diseñado un plan de emergencias específico para la UCI y se había formado a todo el personal. El simulacro constó de tres fases: preparación previa, ejecución y evaluación, para la cual se había formado un equipo de árbitros multidisciplinario, compuesto por personal de los servicios técnicos del Área de Salud y de la empresa concesionaria y la técnica de Prevención de Riesgos Laborales.
La función del equipo fue observar cómo se lleva a cabo el simulacro y qué factores negativos se apreciaban, para corregirlos posteriormente. De hecho, tras el simulacro se emitió un informe con el análisis y las propuestas de mejora. La organización del simulacro estuvo a cargo de Hilario Díaz, subdirector de Gestión, quien dirigió el simulacro; Paz Merino como colaboradora médica del director del simulacro. Antonio Vázquez, jefe de Mantenimiento del Área de Salud, fue árbitro jefe de la emergencia; Francisco Javier Juan, ingeniero, como árbitro jefe de la intervención; Carlos Muñoz, director de explotación de la concesionaria, como árbitro de segunda intervención; Ignasi Casas, jefe de Compras, como árbitro del puesto de control; Joana Marí, de la Unidad de Supervisión de la concesionaria, como árbitro del equipo de apoyo; Àngels Mezquida, técnica de prevención de riesgos laborales, como árbitro de primera intervención y evacuación, y José Antonio García, enfermero referente de la UCI, como árbitro de la actuación asistencial. Por último, Lucía Llana actuó como auditora externa.
Los objetivos fueron formar e informar a todo el personal sobre el protocolo de actuación según el equipo de emergencia al que pertenezca cada cual, conocer la ubicación de los medios de protección y las vías de evacuación, mantener libres de obstáculos las áreas próximas a los medios de protección, atacar el siniestro en el momento en que se detecta hasta que se recibe la orden de evacuación o sean relevados por las ayudas exteriores, y, por último, conocer los puntos de reunión exteriores.
Según Paz Merino, «el objetivo es entrenar al personal para que pueda actuar ante una emergencia real en las condiciones en las que trabajamos en la UCI, con pacientes críticos conectados —en la mayoría de los casos— a aparatos que mantienen sus constantes vitales».