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“Sobre la propia vida, cada persona es soberana, y esto exige regular el derecho a la eutanasia”

ANTÒNIA MARTÍN / PORTAVOZ DE SALUD DE UNIDAS PODEMOS
El debate sobre la regulación de la eutanasia ha formado parte recientemente de una de las sesiones plenarias del Parlament, a través de una Proposición no de Ley auspiciada por el grupo Unidas Podemos a la que se adhirieron PSOE y Més per Mallorca. La portavoz de la formación morada en temas de salud, Antònia Martín, se encargó de defender el contenido de la propuesta desde la tribuna del hemiciclo.

P.- La sociedad actual, ¿está ya suficientemente madura para aceptar una regulación de la eutanasia?

R.- Pienso que sí. La eutanasia es ahora mismo una demanda social, y ha llegado el momento de legislar sobre este tema en nuestro país. Estamos hablando de un derecho que tiene que ver con la muerte digna, pero, sobre todo, la libertad y la autonomía que han de presidir necesariamente el final de la vida.

P.- ¿En qué sentido?

R.- La persona ha de tener la oportunidad de despedirse de la gente a la que quiere y de tomar las decisiones que estime convenientes antes de morir. Y contar con la posibilidad de llevar a cabo estas acciones requiere el reconocimiento explícito del derecho a la eutanasia.

P.- Exactamente, ¿a qué aspectos concretos se refiere ese derecho?

R.- Básicamente, la eutanasia ha de partir de la petición previa de la persona, realizada de manera consciente, voluntaria e informada. En otras palabras, es un derecho, no una obligación. Podríamos compararlo a la interrupción voluntaria del embarazo. Las mujeres que se acogen a ella es porque, por determinadas circunstancias, así lo creen oportuno, no porque nadie les inste a hacerlo.

P.- Su grupo político viene reivindicando la regulación de la eutanasia desde hace algún tiempo. Esta propuesta parlamentaria, ¿supone un paso adelante?

R.- En efecto, Unidas Podemos ya defendió en enero de 2017 una propuesta de ley en el Congreso de los Diputados en este sentido. La iniciativa no prospero, pero ello no hizo que dejáramos esta lucha olvidada en un cajón. También en Balears hemos querido contribuir a seguir avanzando en el camino de la eutanasia, y de ahí la propuesta que presentamos junto a PSOE y Més y que también secundó El PI. Insisto en que la sociedad está madura para aceptar la eutanasia, y así lo avalan los estudios que se han completado al respecto. El punto de partida es muy claro: sobre la propia vida, cada persona es soberana.

P.- Decidir sobre la propia muerte exige que el paciente conozca exactamente cuál es su situación de salud. Sin embargo, eso no siempre ocurre….

R.- Es un error esconder información al paciente. Al final la persona siempre sabe, de una manera u otra, que el final está cercano, y es cruel que no pueda despedirse de sus familiares o amigos, o que no pueda hacer un viaje que tenía pendiente, o, simplemente, dejar sus asuntos en orden. Al mismo tiempo, ha de tomar la decisión sobre qué tipo de tratamiento médico desea que se le aplique. No me parece ético mantener al enfermo ajeno a una información que le afecta más que a nadie.

P.- Sin embargo, algunas familias opinan que informarle de una mala noticia sobre su salud redundará en contra del equilibrio psicológico y emocional del paciente…

R.- Claro, y, por supuesto, en casos determinados esa información ha de ser transmitida de manera progresiva y gradual, no bruscamente. Sin embargo, e insisto en ello, estamos hablando de la vida de esa persona, no de la nuestra. A veces tanto la familia como los profesionales decidimos por los pacientes, y hay que decidir con ellos, no al margen. Dicho esto, sé que es duro ser transmisor de determinadas noticias, y es justo reconocer el gran trabajo que realizan a este respecto las unidades de cuidados paliativos, ámbito en el cual Balears constituye un punto de referencia.

P.- ¿Cree que existe cierta confusión entre conceptos como los cuidados paliativos y la eutanasia?

R.- Hay un error de concepto. Cuando hablamos de eutanasia lo hacemos solo de la manifestación verbalizada llevada a cabo por quien dispone de plena capacidad para decidir que quiere poner punto y final a su vida en unas circunstancias concretas. Cuando esa decisión autónoma no es factible a causa de la situación del enfermo, estamos hablando de otras situaciones, como los cuidados paliativos o la muerte digna. Al mismo tiempo, ha de diferenciarse del suicido o de alteraciones de la salud mental, como puede ser, por ejemplo, la depresión.

P.- ¿Por qué piensa que es tan difícil hablar de la muerte?

R.- Siempre ha sido un tabú. Y sigue siéndolo. Sin embargo, la muerte nos afecta a todos sin excepción. Todos sabemos que, en un momento u otro, hemos de morir, independientemente de la ideología que defendamos o la religión que profesemos. En consecuencia, estamos haciendo referencia a un proceso inevitable que debemos afrontar de la mejor manera posible, y eso, sin duda, pasa por la regulación de un derecho íntimamente ligado a la naturaleza libre y autónoma de la persona, como es la eutanasia.

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