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Los optimistas viven más tiempo

Joan Carles March Profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública
Joan Carles March
Profesor de la Escuela
Andaluza de Salud
Pública
Lo positivo abre, lo negativo cierra. Cuando oímos mensajes negativos, para darle la vuelta tenemos que ponerle como mínimo tres positivos, incluso 5 y si es tu pareja, hasta 7 mensajes positivos hay que poner encima de la mesa para compensar.

Y es que como se dice hay palabras que curan y cuidan y palabras que hieren y matan.

En la medicina, enfocamos nuestro trabajo en la prevención, diagnóstico y tratamiento de enfermedades.

Todo enfocado a la recuperación del enfermo, a que el paciente vuelva a su salud. Pero también sabemos que, a nivel epidemiológico, que la buena salud no se inicia en lo sanitario. Los principales predictores de resultados de salud positivos son económicos y sociales, que tienen que ver con diversos factores como que la gente tiene el apoyo social adecuado, vive en barrios seguros, cuenta con sistemas de protección social para mantener una buena nutrición en situaciones de emergencia,…. Estos factores parecen predecir los resultados de salud mejores que el acceso a una buena atención médica o a medicamentos.

Sobre este tema, hay mucha literatura. Por ejemplo, después de la caída de la Unión Soviética en la década de mediados de 1990, millones de hombres rusos de repente desaparecieron. Y no es que hubieran emigrado de Rusia a otros países, sino que habían muerto repentinamente, generalmente de muertes relacionadas con el alcohol y las enfermedades del corazón.

La mayoría de ellos eran jóvenes y en edad laboral, que murieron de cirrosis relacionada con el alcohol, por suicidios o por problemas cardíacos.

En la actual crisis, vemos similares tendencias entre los pacientes, no sólo explícitas en problemas de salud mental después de deshaucios y pérdidas de empleo, sino también por las consecuencias de «renunciar» a su salud (comer mal, no tomar los medicamentos, estrés, etc) después de enfrentarse a la devastación absoluta de perder sus casas y trabajos.

Y esto ocurre en el entorno de que “la gente desea el bienestar».

Una serie de estudios de investigación han caracterizado que tener los recursos para ser optimistas (desde el asesoramiento individual a programas comunitarios) y tener una actitud positiva sobre la propia salud personal realmente hace que las diferencias estadísticas en la probabilidad de sufrir la enfermedad y la esperanza de vivir en general sean evidentes.

Un primer estudio analizó la relación entre el bienestar psicológico (con base en los indicadores de la vitalidad emocional=compromiso activo con el mundo y optimismo= «Durante los próximos 5-10 años espero tener experiencias más positivas que negativas») y la enfermedad cardiaca (junto a sus factores de riesgo como el tabaquismo, el consumo de alcohol, el ejercicio, el consumo de frutas y hortalizas y la presión arterial) en hombres y mujeres. El resultado fue que una mayor vitalidad emocional y optimismo fueron factores significativos de protección contra la enfermedad cardíaca coronaria, independientemente de los factores de riesgo metabólico género y la edad.

Otro gran estudio se realizó con evaluaciones de los niveles de aptitud cardiorrespiratoria y las emociones negativas y positivas, seguidos durante aproximadamente 15 años. El análisis fue ajustado por factores de salud significativos, tales como la edad, índice de masa corporal, actividad física, tabaquismo y consumo de alcohol.

El estudio encontró que los hombres y las mujeres con altos niveles de emoción negativa tenían 1,5 veces más probabilidades de morir que aquellos que tenían niveles más bajos de emoción negativa. Teniendo un bajo nivel de emociones negativas, se reducía la mortalidad prematura en un 63 por ciento, en comparación con sus pares Hay algunos países que han puesto en marcha programas llamados «programas activos del mercado de trabajo» para los desempleados que hacen hincapié en el bienestar emocional y la auto-valoración. El resultado ha conllevado enormes beneficios para la salud cardíaca y mental.

Por tanto, promover la participación de la comunidad y reducir las perspectivas negativas, junto con el apoyo económico, principalmente en barrios con personas en exclusión social, son eficaces. Centrarse en los “activos” para una mejor calidad de vida, permite a los pacientes llevar una vida más satisfactoria.

Sin duda, mensajes de salud positivos, continuados en el tiempo, que empoderen a las personas, centrados en el presente, basados en éxitos a corto plazo, con un planteamiento de objetivos concretos, pueden ayudar a mejorar la salud de la gente. Siempre positivo, nunca negativo, al revés de lo que decía el que fue entrenador del FC Barcelona Louis Van Gaal.

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