La gripe es una enfermedad de gran importancia desde el punto de vista sanitario, ya que provoca múltiples visitas médicas, hospitalizaciones y muertes en el mundo. En este sentido, cada año entre 250.000 y 500.000 personas de todo el planeta, principalmente de avanzada edad, mueren a causa de la gripe y sus complicaciones. En Europa, se calcula que provoca más fallecimientos que los accidentes de tráfico. Se trata de una enfermedad infecciosa causada por el virus Influenza. La gripe se caracteriza por ser muy contagiosa, de gravedad variable, se observa preferentemente en los meses fríos y cursa de forma epidémica.
El virus de la gripe afecta cada año a cerca del 10% de la población adulta y a más del 30% de los niños. Este dato lo explica el Coordinador del Servicio de Pediatría de Clínica Juaneda, el doctor Juan Carlos Armillas, especialista en Pediatría: “La mayor incidencia en los niños se explica por su mayor aglomeración en guarderías y colegios, lo que favorece la diseminación del virus. Además la patología no aparece del mismo modo en niños que en adultos. Y es que los niños segregan el virus una semana antes y hasta 2 semanas después del inicio de los síntomas clínicos, mientras que el adulto sólo lo hace dos días antes y cinco días después. Por si fuera poco, la carga viral (la cantidad de virus que infectan al pequeño) es mayor en el niño, por lo que la posibilidad de trasmitir la infección aumenta de forma importante, en relación inversa a la edad y al desarrollo de su sistema inmunitario. La gripe tiene un gran impacto médico-social por las visitas médicas que genera; el absentismo escolar en los niños, el laboral en los familiares y el consumo de medicamentos que origina”.
Por otra parte, los enfermos con patología de base – enfermedades crónicas, diabetes, asma, etc. – junto a las personas mayores y los niños menores de 2 años, constituyen los grupos de riesgo para la gripe en los que la morbimortalidad (personas que enferman, se complican o mueren) es especialmente frecuente y grave.
Asimismo, el Dr. Armillas señala que: “Los niños sanos son la principal fuente de difusión de la gripe en la familia, ya que eliminan una mayor carga viral y durante un tiempo más prolongado que los adultos.
Respecto a los síntomas de la enfermedad en el niño difieren de las del adulto. La sintomatología de la gripe en el adulto es muy indicativa, ya que cursa con fiebre, tos, cefaleas, dolores musculares y afectación del estado general, que en época epidémica permiten un fácil reconocimiento de la enfermedad.
Cuadro inespecífico
Sin embargo, en el niño la gripe cursa con un cuadro más inespecífico con fiebre, rinitis, faringitis, tos, es decir, con una sintomatología respiratoria similar a otras infecciones virales o bacterianas de vías respiratorias altas, a lo que se puede sumar un cuadro de vómitos, diarrea, dolor abdominal, etc. , por lo que muchas veces se confunden con otros procesos víricos, lo cual explica el hecho de que si no se realizan pruebas específicas como por ejemplo un análisis del moco, no se llega al diagnóstico de gripe”.
Debido a la elevada incidencia de la gripe en la edad infantil, su importante morbimortalidad y el coste socioeconómico que conlleva, es por lo que cada vez con mayor insistencia, se plantea su prevención mediante la aplicación de la vacuna antigripal. Su indicación en niños se aconseja a partir de los 6 meses de edad.
La vacunación confiere una protección en torno al 70-90 % de la población vacunada durante un período de 4 a 6 meses, por lo que esta vacuna debe aplicarse anualmente, en otoño. El Comité Asesor de vacunas de Asociación Española de Pediatría (CAV) la recomienda para los niños pertenecientes a los grupos de riesgo, sus familiares, niños que conviven con adultos pertenecientes a grupos de riesgo como los mayores de 65 años, familiares de niños de riesgo, personal sanitario, personal docente, embarazadas a partir del tercer mes etc. El CAV considera que cualquier niño mayor de seis meses se puede vacunar cuando los padres lo soliciten o el pediatra lo considere oportuno, aunque siempre con prioridad de acceso a la vacuna para los niños de riesgo.
Los efectos secundarios tras la administración de la vacuna antigripal por vía intramuscular son raros y a día de hoy son muchas más las ventajas que los inconvenientes.
Vacuna antigripal
Actualmente la vacunación antigripal en niños es muy escasa, incluso entre los que poseen factores de riesgo. Para el Dr. Armillas: “Esta menor difusión en niños puede deberse a numerosos factores como el escaso reconocimiento de la gripe en la edad pediátrica, la escasa valoración de la repercusión sociolaboral de la enfermedad, el temor infundado a los efectos secundarios, la necesidad de añadir un pinchazo más al calendario de vacunas y por último la necesidad de repetir cada año la vacunación con una eficacia en torno al 70 % y protección limitada a 4-6 meses”.
Además añade: “En la próxima campaña de vacunación, que se inicia el próximo mes de octubre, utilizaremos por primera vez una vacuna cuatrivalente en vez de trivalente, como veníamos haciendo hasta ahora. Esto quiere decir que la protección abarcará más tipos de virus con lo que se espera que los porcentajes de eficacia se eleven hasta alcanzar cifras próximas al 90 %. Dicha vacuna se puede utilizar a partir de los tres años”.
El servicio de Pediatría de Juaneda, el más importante de la sanidad privada balear y que cuenta con presencia en ocho puntos de las islas, apuesta por administrar la vacuna antigripal a todos los niños a partir de los 6 meses.