JUAN RIERA ROCA
La presidenta del Govern, Francina Armengol, ha asegurado esta mañana en el Parlament balear que se aplicarán nuevas medidas para contener la segunda oleada de la COVID-19 que viven las Illes Balears, que no gustan a nadie y que exigen más sacrificio de ciudadanos, negocios y trabajadores, ha dicho.
Y ha añadido: «También sabemos que dan resultados y harán que paremos el virus antes y volvamos más rápido a la normalidad». Desde la noche del pasado viernes estas medidas ya se han tomado en los barrios de Son Gotleu, Can Capes, la Soledat norte y la mitad de Son Canals, áreas de gran difusión del virus.
Hoy, la presidenta ha anunciado nuevas restricciones de la movilidad en la zona de la avenida Arquitecte Bennasar, en Palma, y en los barrios de más afectación de Sant Antoni y Vila, en Eivissa, en línea con las intervenciones comunitarias que ya se han realizado en esas cuatro barriadas de Palma.
Lo ha explicado en la comparecencia que ha hecho en el Parlament de les Illes Balears para informar sobre la situación actual de la COVID-19 y las consecuencias sanitarias y económicas de esta pandemia. Con todo, la presidenta destaca que esta segunda ola de la pandemia no es como la primera:
«Estamos más preparados. Los profesionales sanitarios conocen mejor la enfermedad y cómo tratarla; hacemos muchas más pruebas PCR y es la Conselleria de Salud quién busca y encuentra muchos positivos a través de los sistemas de rastreo, los cuales detectan, del total, un 53% de casos asintomáticos».
Armengol ha destacado una mejora de los datos sanitarios, puesto que en los últimos días se está aplanando la curva de contagios. Aun así, ha insistido en que hay que perseverar, porque la extrema virulencia del virus no permite ninguna relajación y aún se están detectado muchos nuevos casos y produciéndose fallecimientos.
El día que la presidenta hacía estas declaraciones, los servicios epidemiológicos de la Conselleria de Salud habían detectado en las últimas 24 horas, 215 nuevos contagios (144 más que el lunes); había 318 hospitalizados (9 menos), 69 en UCI; y 5 personas muertas más, llegándose a 271 desde que se inició la pandemia.
En las residencias de ancianos los casos activos alcanzaron los 215, con 97 residentes hospitalizados y hasta 117 muertes acumuladas por el momento, con 94 trabajadores ‘activos’. Los profesionales sanitarios infectados -otro de los colectivos duramente afectados por la pandemia -eran hoy 142, 289 en vigilancia.
En este contexto y pese a la momentánea caída de nuevos diarios (que llevaban varias semanas superando los 300 diarios) la presidenta Armengol ha dicho en el Parlament que «este virus no admite relajación, pero tampoco permite división: nos obliga a actuar en coordinación plena, todos a la vez».
Ha insistido en que todas las decisiones se han tomado desde el diálogo y ha recordado las reuniones que se han mantenido entre administraciones, grupos políticos y agentes sociales y económicos: «Tenemos claro que la lucha contra la COVID-19 no es solo una cuestión del Departamento de Salud ni del Govern, es responsabilidad de todos».
La presidenta ha explicado también la situación económica que está dejando la pandemia, con una caída del 40,5 % de la economía de abril a junio, el doble que en el Estado. «Somos la comunidad más perjudicada», ha resaltado y ha valorado figuras como los ERTE, el ingreso mínimo vital o la renta social garantizada.
Armengol ha agradecido que se haya optado por el ERTE en vez de los ERE, «que habrían supuesto más despidos y la desaparición de muchas empresas» y ha insistido en que el Govern «continuará vigilando para que este sistema de protección se mantenga el tiempo necesario, preserve los empleos y traiga la recuperación».
