La implantación de un electrodo en una zona del cerebro que controla el movimiento –o los problemas del movimiento, como los generados por el Parkinson –es ya una realidad en la sanidad pública balear. El paciente permanece consciente durante la intervención.
El Servicio de Neurocirugía del Hospital Universitari Son Espases (HUSE) HA realiza la primera intervención de cirugía de Parkinson en las Illes Balears, poniendo de este modo una nueva tecnología de alta tecnificación al servicio de estos enfermos residentes en las Islas.
Un equipo multidisciplinar formado por neurocirujanos, neurólogos, anestesiólogos y radiólogos del Hospital Universitari Son Espases ha efectuado esta primera intervención de lo que se ha dado en denominar ‘cirugía del movimiento’ en las Illes Balears.
La operación dura entre 6 y 8 horas y consiste en la implantación de un electrodo que permite mejorar el control de los síntomas incapacitantes de la enfermedad de Parkinson: desde los conocidos temblores a agarrotamientos musculares, más incapacitantes aún.
Ello se consigue mediante la estimulación eléctrica crónica de pequeños grupos de neuronas situados en regiones de localización profunda, o bien en el interior o cerca del tronco cerebral, esa zona del cerebro que hace que las funciones del cuerpo sean automáticas y coordinadas.
La cirugía incluye la utilización de pruebas radiológicas (radiografía, escáner, resonancia magnética) para la preparación de la intervención. Además, requiere que, durante el procedimiento, el paciente responda a órdenes simples del equipo multidisciplinar.
Así, el paciente tendrá que poder atender a instrucciones como la de mover un brazo; por este motivo, el paciente permanece despierto y consciente durante algunas partes de la operación, lo que no implica que no esté sedado y protegido del dolor de forma médicamente adecuada.
De forma previa a la intervención quirúrgica, el equipo de neurólogos y neurocirujanos realiza una preselección de los candidatos más adecuados.
Para la selección, se efectúan y valoran las siguientes pruebas: un estudio de resonancia magnética y un estudio neuropsicológico.
También se realiza una evaluación del grado de afectación de la enfermedad en el paciente. En términos generales, los candidatos idóneos para ser sometidos a esta operación compleja son los pacientes menores de 70 años con una enfermedad de Parkinson de larga evolución.
Estos pacientes han de estar además en un estadío de la dolencia en el que o bien ya no responden a la medicación o bien ésta les genera efectos adversos.
Esta evolución hace que la enfermedad, con no ser mortal, llegue a ser altamente incapacitante para el movimiento personal.
Los síntomas del Parkinson son temblor (los conocidos temblores, más visibles en las manos, que hasta hace poco solo se veían en edades avanzadas, pero que ya afectan a intermedias) rigidez, marcha inestable, alteraciones en el habla y lentitud de movimientos.
Si el resultado de la intervención es satisfactorio, se consigue lo que se denomina un ‘descuento’ en el tiempo de evolución de la enfermedad: el paciente experimenta una mejoría de sus síntomas a corto plazo y se reduce la medicación que toma diariamente.
La recuperación de la calidad de vida lograda por esta intervención permite al paciente de Parkinson poder volver a realizar tareas cotidianas como caminar o vestirse de forma autónoma. Esta discapacidad, además del perjuicio físico, puede ocasionar graves problemas emocionales.
En el Hospital Universitari Son Espases se ha llevado a cabo el primer caso de esta ‘cirugía del movimiento’ con la intervención de una paciente de 66 años, con síntomas de temblor y rigidez más incapacitantes en el hemicuerpo izquierdo y con una escasa respuesta y efectos adversos a la medicación antiparkinsoniana.
La paciente estaba afectada de la enfermedad de Parkinson desde hacía más de 10 años. La intervención, que duró 8 horas, permitió la implantación de dos electrodos, uno en cada una de las regiones anatómicas (de menos de 1 cm) conocidas como núcleos subtalámicos derecho e izquierdo respectivamente.
El funcionamiento de estos electrodos ha permitido reducir los síntomas de la enfermedad en, al menos, un 60%, ha mejorado la movilidad y ha implicado la reducción de la medicación.
De esta manera, se ha posibilitado una mejor calidad de vida de la paciente desde el postoperatorio inmediato. El proceso postoperatorio incluye las revisiones habituales diarias durante el ingreso, y visitas semanales y mensuales al alta en las consultas de los servicios implicados.
El Hospital Universitario Son Espases realizará entre 6 y 10 intervenciones de ‘cirugía del movimiento’ cada año. La realización de este tipo de cirugías requiere un largo proceso de estudio preoperatorio para definir a los pacientes que reúnen las características idóneas.
Fuentes del Servicio de Neurología del HUSE han hecho especial hincapié en el hecho de que este tratamiento quirúrgico solo está indicado en un porcentaje limitado de estos enfermos y no es conveniente en todos los casos, de modo que hay que esperar a la cada valoración.