Cabe destacar, en relación con los estudios sobre consumo de drogas en jóvenes escolarizados a escala estatal, que el 81,9 % confirman haber consumido alcohol en el último año y que el inicio en el consumo de alcohol se da a los 14 años.
La frialdad propia de las estadísticas no puede esconder, ni mitigar, ni solapar, el dramatismo de la situación: chicos, apenas niños, que empiezan a consumir alcohol con apenas 14 años; casi un 80% de población que reconoce que la ingesta de bebidas etílicas ha formado parte de sus hábitos durante el último año; y, prácticamente, un 15% de bebedores abusivos y compulsivos a lo largo del último mes.
¿Puede una sociedad aspirar a sólidas cotas de salubridad y calidad de vida con estas cifras en la mano? La respuesta parece obvia: mientras el alcohol, y el resto de sustancias estupefacientes, adormezcan, enturbien y anestesien la voluntad de un número tan elevado y significativo de ciudadanos, los problemas derivados de esta situación no dejarán de acrecentarse.
Sin ir más lejos, según el Informe sobre alcohol y salud 2014, elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), este tipo de abuso es una de las causas de más de doscientas enfermedades y del empeoramiento de la calidad de vida de las personas.
Este estudio estima que, durante el año 2012, alrededor de 3,3 millones de personas murieron por causas atribuibles al alcohol.
Frente a la dependencia alcohólica hay que juntar esfuerzos y sinergias. Así lo hace la Conselleria de Salut, que a través de la Unidad de Patologías Relacionadas con el Alcohol y los centros de atención a las drogodependencias, atendió durante el año 2013 a un total de 2.801 personas con problemas de adicción etílica.
Lógicamente, además del tratamiento suministrado a hombres y mujeres con problemas de alcoholismo, la actuación institucional debe abordar también el capítulo de la prevención.
En este ámbito, la Direcció General de Salut Pública i Consum, mediante el Plan de Adicciones y Drogodependencias (PADIB), ofrece a los centros escolares de Baleares la posibilidad de organizar programas sobre drogodependencias y adicciones ajustados a cada uno de los ciclos escolares y en los que se trata el alcohol.
En esta misma línea, para la educación primaria el Plan pone a disposición de la comunidad docente el material y el asesoramiento de los programas ‘Bon dia, salut’ y ‘Decideix’, según se trate de alumnos de educación primaria o secundaria, respectivamente.
Las semillas que se han sembrado durante estos años están recogiendo, poco a poco, sus frutos. De hecho, la participación de los escolares es más que notable, ya que 13.629 jóvenes y 50 centros educativos de Baleares han tomado parte en estas actuaciones preventivas, que contemplan también las labores de asesoramiento al profesorado con el fin de facilitarles la implementación de los programas. Los docentes tienen, incluso, la posibilidad de asistir a un curso de formación en materia de prevención de drogodependencias y otras adicciones.