Juan Riera Roca
En enero de 2003 el Govern del Primer Pacte de Progrés asumía las competencias sanitarias estrenando la gestión autonómica del principal y más costoso servicio público: la asistencia sanitaria pública a todos los habitantes de Baleares. Por aquel entonces aún no se alcanzaba el millón de personas y la dotación solo superaba los 600 millones de €.
12 años después –recién cumplidos este 1 de enero –los presupuestos sanitarios de la CAIB superan los 1.300 millones, casi el doble de aquellos bienvenidos pero ya entonces considerados insuficientes 600 millones que por primera vez transfería el Estado y que los diversos Governs debieron ir aumentando y completando con fondos propios.
Y es que durante estos 12 años Baleares ha tenido que sufrir además una doble insularidad: la física, que encarece por el transporte la compra y traslado hasta las Islas de bienes y servicios; la política por haber sido la CA olvidada de Madrid (especialmente cuando el PSOE ha estado al mando del Gobierno central).
Los datos lo evidencian. En 2010 el gasto sanitario per capita fue de 1.066€, es decir, el dinero público que se gasta por habitante y año, frente a los 1.343 de la media de las CCAA aquel ejercicio. En 2014 las cosas no mejoraron, con un gasto sanitario en Baleares de 1.048€ por habitante, frente a los 1.204 de media (menos que en 2010: ¡la crisis!).
Es decir, que pese a que la parte del león del presupuesto sanitario de Baleares deriva de la cesta de impuestos que el Gobierno central comparte con las CCAA para financiar ese servicio, el papel del Govern ha sido y es básico para completar la caja de la que se nutren hospitales, centros de salud y sus esforzados y magníficos profesionales.
En base a esa necesidad el Govern de José Ramón Bauzá ha querido, con la salida de la crisis ya en marcha,
comenzar en 2015 a compensar los recortes de otros años y generar los presupuestos más sociales de su legislatura, para lo cual se ha fijado en mejorar sustancialmente el gasto en asistencia sanitaria pública.
El Incremento presupuestario en sanidad para 2015 es de un 10,29% (122,94 millones de euros) lo que representa un aumento histórico nunca antes producido. Para contextualizar la cantidad este presupuesto sanitario supone un 45% del presupuesto total de todas las consellerías. Salut es la conselleria que gasta más, con diferencia.
Casi 1 de cada 2 euros son para sanidad en los presupuestos generales de la CAIB. Unos presupuestos sanitarios que no han sido hasta ahora tan ‘reales’, ya que reducen al mínimo histórico la diferencia entre el gasto real y el presupuestario: no solo se gastará más, sino que se gastará sin tener que pedir a otras cajas o generando más deuda.
Es ya una coletilla frecuente que el presidente agradezca cada vez que puede a los profesionales sanitarios que gracias a ellos, a que han asumido los desafíos de la crisis, se ha realizado un esfuerzo titánico. Este esfuerzo se verá reflejado en los años venideros que no contarán con el lastre de la deuda heredada.
Desde el Govern se asegura que “hemos conseguido estabilizar y garantizar la sostenibilidad del sistema sanitario, se han saneado las cuentas y puesto a cero el contador; nadie duda de que Baleares podrá contar en el futuro con una sanidad gratuita y de calidad”. Los años próximos, si no se cambian las políticas, les darán o no la razón.
Estos presupuestos harán posible acciones largamente esperadas por los usuarios. Como por ejemplo, que sea una realidad la radioterapia para Menorca e Ibiza, el nuevo hospital Can Misses, la central de compras unificada o la compra de un nuevo autobús para el banco de Sangre.
El presupuesto del Servicio de Salud (el Ibsalut, que gestiona la red asistencial) crece un 10,48% y alcanza los 1.290,37 millones de euros. Ello supone 122,4 millones más que el año anterior y es también el mayor presupuesto con el que ha contado nunca el Ibsalut: 140 M€ más del último presupuesto prorrogado Govern del Segundo Pacte de Progrés.
Se ha reducido el promedio de pago a proveedores hasta los 67 días. La deuda La deuda del Ibsalut ha pasado de 468 millones a finales de 2011 a 96,9 millones de euros a finales de 2013. Se ha reducido la diferencia entre el presupuesto y el gasto, haciendo unos presupuestos más acordes con el gasto real.
El Ibsalut aumenta la partida para pagar a los profesionales hasta los 627,5 millones, un incremento del 5,11%.
Casi 1 de cada 2 euros del presupuesto es para pagar nóminas. Los profesionales han sido, de hecho, quienes han sufrido más los recortes, ya que los pacientes no han visto mermada la asistencia. De ahí el agradecimiento de Bauzá.
La compra de bienes y servicios aumentará un 25,46%, es decir, 95’3 M€ más que el 2014. Ello será posible por la apuesta por la unificación y centralización de las compras de suministros y farmacia hospitalaria de todas las gerencias a través de la Central de Compras, que al unificar los pedidos de todos los centros sanitarios logra precios más bajos.
Se ha previsto un aumento de un 184,48 %, de la partida de conciertos con instituciones de atención especializada, pasando de 10,74M a 30,58M. Un presupuesto más acorde al gasto real que también servirá para reducir las listas de espera, que si bien al inicio de la legislatura se dispararon, llevan ya un año nuevamente controladas.
El Plan de Atención Dental a la Infancia (PADI) ve incrementado un 103,31 % y se sitúa en 1’2 M€. Se prevé una subida de un 39,68% en los conciertos del trasporte sanitario (terrestre y aéreo). De esta forma se da un paso más en el objetivo de adecuar el presupuesto al gasto potenciando una política de contrato real.
Los gastos financieros registrarán un descenso de un 11,46%. El Mecanismo Extraordinario de Pago a Proveedores y el FLA han permitido pagar a los proveedores y reducir la factura de intereses de demora. Con estas acciones ha conseguido reducir el período medio de cobro a 67 días.
Las trasferencias corrientes se reducen un 1,66%. La factura de las recetas de la farmacia ambulatoria se mantiene invariable. Se prevé un ligero incremento en inversiones reales, 0,93%. Se mantienen las inversiones destinadas a la puesta en marcha del nuevo Can Misses y la construcción del búnker de radioterapia en el Hospital Mateu Orfila.
Esta práctica congelación de las inversiones (congelación significa que la partida no aumenta, no que no exista) llega en unos momentos en el ecuador de la segunda década del siglo en el que las grandes obras hospitalarias e infraestructuras sanitarias están concluidas. Ahora solo falta pagarlas y completar algunos servicios.