Me lo tenía bien dicho mi Joan Calafat, que lo mío y lo de aquí era una columna que hablara sobre los atuendos evolutivos de nuestra casta política. Escribe del pelo, de las manos y de los zapatos de las señorías y cargos público y déjate de robos y robantes. Que hablara de como ell@s van afinando el morro paralelamente a su permanencia, con sus sueldos siempre por encima de los que no hubieran imaginado en sus raquíticas capacidades.
Rafa, otro amigo, veterano piloto de la Iberia de la vieja guardia, me lo decía de otro modo en mi adolescencia: desconfía de las azafatas que con su primer sueldo se compran su primer day just.
Veo por ejemplo a Rosa Duro -que sería musa interminable en ese nuevo horizonte de artículos- y la veo en ese ejemplo de rizos que tendía a vendernos de forma ensortijada un plan de humanidad el otro día. Un plan que para sí quisiéramos que se lo aplicaran a su dueña Gómez, digo Patricia Gómez, digo Patricialone. De tímida militante, de escondido corazón encarnado en infantiles comienzos, a una militona socialista con ínfulas y creencias de aproximarse más y más al entramado rizado de toda esa trama que en breve sabremos dónde y cómo terminará. De lo plano al tacón, de lo aplanado al terraplén. Lo apunta Lázaro, Miguel Lázaro, en una columna estos días dirigida al corazón de la deshumanización de ese plan: humo rojo alborotado, metáfora perfecta de que el progreso es sólo para los que han confundido servilismo y servidumbre con servidora de usted.
Lo del look, lo de analizar pormenorizadamente y desentrañar el cómo, el de qué y el por qué, será para otro día. Todo aunque andemos a tiro de que alguien financie la entrada de esa nueva columna style, que al estilo de Francina con las hipotecas pague con tu dinero público las rebobinadas recombinaciones argumentales que largaría sobre tacones, charoles y terciopelos. Sí, terciopelo deslustrado!
Y aquí, desde la chaisselonge que abraza mi transformación electoral en brontosauro, diviso con los oídos desde la tribuna Parlamentaria lo de mi nuevo director, mi protegido Manuel Palomino. A ver si va a resultar que en Patricia y el país de las maravillas Palomino iba a ser la excepción del nepotismo. Hace muchos años, muchas columnas, advertíamos de las colocaciones del hijo de Vicente Thomás, presidente del Parlamento, de los enchufados de Juli del pueblo, de la novia del jefe de recursos humanos Lladó, de la familia entera de Juli y de tal largo etcétera que nos llevaría medio presupuesto desentrañarlo. A ver por qué no puede dar la casualidad de que Palomino tenga también a toda su estirpe cobrando de la mandanga donde el mismo corta y pincha. Ha sido tan convincente la respuesta de Patricialone que no nos ha quedado más remedio que pensar que venía del que se llama profe a sí mismo, del también colocado Pedro Macías. Como no será la cosa de tener que disculpar a Palomino que dice la tele que hasta el jefe de gabinete de Patricia, el tal Macías, oriundo colocado ya entonces del gobierno Matas, protector de Aina Castillo, silvador de conservaduristas, ejerceprofe colocado en centro católico gracias a la primera colocación, estaba también en el bolsón de las colocaciones. Sí, el deslustrado.
Es hora de ir confeccionando el traje postelectoral de los hombres de negro sanitarios, de dar puntada con hilo. Que Dios los viste, y ellos se juntan.