Juaneda Hospitales ha incorporado a su cartera de servicios dos pruebas funcionales de esófago, la manometría y la PHmetría, que permiten, en el primer caso, ayudar a diagnosticar problemas musculares que dificulten la función de tragar y, en el segundo, el reflujo gastroesofágico, conocido popularmente como ‘acidez’.
La Dra. Esmeralda Rubio, con consulta en Clínica Juaneda, y el Dr. José Francisco Sánchez, con consulta en Hospital Juaneda Miramar, especialistas ambos en Aparato Digestivo de Juaneda Hospitales, se encargan de estas pruebas, que se desarrollan en un gabinete instalado en el Hospital Juaneda Miramar, de forma ambulatoria, sin ingreso hospitalario.
Estos procedimientos, que cubren todos los seguros médicos privados, carecen en Juaneda Hospitales de largas listas de espera y demoras, como sí sucede en otros sistemas sanitarios, lo que redunda en una mayor calidad asistencial para el paciente, que obtiene un diagnóstico preciso y se le instaura un tratamiento personalizado en poco tiempo.
«La manometría esofágica y la PHmetría –explica la Dra. Rubio –son pruebas para estudiar cómo funciona el esófago. La manometría consiste en introducir una sonda nasogástrica (a través de la nariz del paciente), para llegar al esófago y al estómago y estudiar allí la existencia de posibles trastornos funcionales.
»Hay enfermedades –continúa explicando la especialista –en las que el músculo del esófago no funciona bien e impide una deglución normal, es decir, que se trague con normalidad. Eso puede ser porque una enfermedad general (una esclerodermia o una miastenia gravis) afecten a esa funcionalidad del músculo del esófago.»
Con esas afectaciones no se puede tragar bien, causa dolor, o todo lo contrario, se vomita con demasiada facilidad. Con esta prueba se puede estudiar cómo funciona el músculo del esófago. Una vez colocada la sonda se pide al paciente que trague, tosa y estornude, de modo que se puede comprobar si el funcionamiento del músculo es o no patológico.
La PHmetría consiste, explica la Dra. Rubio, en «mantener durante 24 horas una sonda muy fina, colocada en el esófago del paciente, fundamentalmente orientada a estudiar reflujos, enfermedad cuyo síntoma más común ha sido experimentado por mucha gente: una quemazón que sube desde el estómago a la garganta, un fuego que quema el esófago».
La Dra. Rubio destaca que, aunque ese sea el síntoma más conocido y probablemente el más molesto, esta enfermedad se presenta de otros modos: «En algunos casos aparecen afonías, dolor de garganta y/o de oídos, o incluso en algunos pacientes que contraen muchos catarros e infecciones de pulmón la causa puede ser el reflujo gastroesofágico.
»El reflujo se produce porque el esfínter, la ‘puerta’ que ‘cierra’ el estómago, en algunas personas no queda bien sellado y al abrirse esa ‘puerta’ el ácido del estómago asciende por el esófago hasta la garganta. La sonda detecta los escapes de ácido y nos permite medirlos, así como estudiar qué tratamiento es más adecuado en cada paciente.»
Los resultados sirven para «ponerle nombre y apellidos a lo que le pasa al enfermo y hacerle un tratamiento a medida», pero también, y lo que es lo más importante, «saber si está indicada una intervención quirúrgica, e incluso, si el paciente ha sido operado y está tomando fármacos, estas pruebas sirven para determinar si le están haciendo efecto».
La Dra. Rubio enfatiza la gran utilidad de estas técnicas y su escasa agresividad. La introducción, en el caso de la manometría esofágica, de una sonda por la nariz «puede no ser muy agradable, especialmente en personas muy sensibles, pero no es ni doloroso ni peligroso. Contamos para ello con un personal de enfermería muy cualificado».
Asimismo, también se ha incorporado a la cartera de servicios la manometría rectal, «enfocada a estudiar casos de diarrea crónica, es decir, la que se alarga en el tiempo, de incontinencia fecal o de estreñimientos crónicos, para descartar causas orgánicas y aplicar tratamientos como el biofeedback», explica la Dra. Esmeralda Rubio.
«La manometría rectal es poco invasiva y poco molesta, como en el caso de las manometrías esofágicas», señala la Dra. Rubio. Y añade en su explicación: «La preparación para esta prueba se realiza en casa con la práctica de un enema». Además, como en el caso de las pruebas antes mencionadas, está cubierta por los seguros médicos privados.