Tras dos temporadas en las que las medidas de prevención del COVID-19 han favorecido una menor circulación del virus de la gripe, la campaña ha arrancado este año en condiciones prepandemia -sin medidas como las mascarillas o el distanciamiento social. La circulación atípica del virus en los últimos dos años, con picos fuera de época, y una población menos inmunizada, ha puesto en alerta a expertos y autoridades sanitarias en una temporada que se prevé más precoz y más intensa.
El Dr. Iván Sanz Muñoz, responsable científico y de Vigilancia Virológica Centro Nacional de Gripe de Valladolid (Valladolid NIC), ha dicho que al respecto que “la pandemia ha producido un claro cambio de patrón en el comportamiento de la gripe y otros virus respiratorios. La dinámica gripal que tuvimos en la temporada 2020-2021 fue totalmente inusual, con una circulación muy pobre del virus, prácticamente sin detecciones en el laboratorio».
También ha dicho que «en el año 2021-2022 el comportamiento también fue anómalo, una epidemia que, si bien fue de intensidad baja, fue muy duradera, circulando la gripe ininterrumpidamente desde noviembre de 2021 hasta ahora mismo, ya inmersos en la siguiente epidemia (noviembre 2022). Esto nunca había ocurrido con la gripe. Ahora mismo, estamos en epidemia dos meses antes de lo habitual, lo que corrobora que la gripe ha adquirido, al menos momentáneamente, un patrón de circulación no normal».
“Las medidas restrictivas han sido la clave y el claro causante de este comportamiento anómalo. Las mascarillas y el distanciamiento social no solo afectan al COVID-19, sino al resto de virus que se transmiten por vía respiratoria. Si ponemos barreras, estas impiden que los virus se transmitan y en cuanto se disminuye el uso de las mismas, los virus vuelven a la carga. Aunque aún queda bastante tiempo para que los virus respiratorios adquieran su antiguo patrón de circulación, poco a poco se va a ir reestableciendo la normalidad.”
Los datos aportados por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), coincidiendo con el inicio habitual de la temporada -principios de octubre- muestran los primeros indicios de un cambio de tendencia, con una mayor tasa de positividad de la gripe, que se sitúa en el 11,5%, frente al COVID-19, con un 8,9%1. En plena campaña de vacunación de ambos virus, los expertos remarcan la importancia de protegerse para evitar complicaciones graves, a menudo poco conocidas y que pueden desencadenar hospitalizaciones.
El Dr. Alberto García Lledó, jefe de cardiología en Hospital Universitario Príncipe de Asturias, ha dicho al respecto que “todos los inviernos tenemos las urgencias saturadas, nos quedamos sin camas en los hospitales y se llenan los centros de salud. Y cada año la mortalidad aumenta en otoño e invierno. Todo eso es consecuencia de la gripe. Por ello es importante ser conscientes de que no sólo es importante que se vacunen las personas de riesgo, sino también las personas que las cuidan y acompañan.”
“Además de proteger contra la enfermedad, cada vez hay más datos que demuestran que el virus de la gripe es capaz de desencadenar infartos de miocardio y ataques cerebrales, y también que las personas vacunadas sufren menos episodios de esas enfermedades” ha dicho también. Y es que se ha concluido que la vacuna antigripal reduce el riesgo cardiovascular. El riesgo de sufrir un infarto de miocardio durante la semana posterior a una infección por gripe puede aumentar hasta diez veces.
Además, las posibilidades de sufrir un ictus aumentan hasta ocho veces durante la misma semana. Los mayores son los más vulnerable frente a las complicaciones de la gripe. En cuanto a las herramientas más eficaces para prevenir estas complicaciones, varias investigaciones recientes confirman el efecto de la vacuna antigripal en la reducción del riesgo cardiovascular.
Un estudio publicado en Neurology por científicos españoles señala que la vacuna reduce en un 12% el riesgo de sufrir ictus de tipo isquémico durante todo un año para los vacunados. En esta investigación se analizaron 14.000 casos de ictus relacionados con más de 71.000 pacientes con características similares que no habían sufrido este tipo de eventos. Los datos procedían del sistema nacional de salud español entre 2001 y 2015, con registros de pacientes de entre 40 y 99 años.
El Dr. Alberto García Lledó, añade que “Al separar los distintos tipos de ataques cerebrales, cuyas causas son diferentes, hemos identificado que en el ictus de tipo isquémico, se aprecia un efecto protector moderado, pero consistente y muy prolongado en el tiempo de la vacuna de la gripe para reducir estos ataques cerebrales. Este efecto protector se aprecia en las personas con enfermedades cardiovasculares previas o en las que tienen factores de riesgo cardiovascular, como la hipertensión o la diabetes.”
En esta línea, un estudio multidisciplinar publicado en el Journal of the American Heart Association (JAHA, por sus siglas en inglés)6 por el mismo equipo español de investigadores confirma la eficacia de la vacuna de la gripe en la reducción del riesgo de infarto de miocardio para las personas mayores de 60 años. Esta investigación sugiere que la gripe tiene un papel decisivo en la ruptura de las placas de ateroma que causan el infarto.
García Lledó explica que «todos los años, en otoño e invierno, se produce un aumento de la mortalidad general y por enfermedades cardiovasculares. Desde hace tiempo sabemos que tanto la gripe como el frío se asocian a ese tipo de enfermedades. Como el frío y la gripe suelen aparecer al mismo tiempo es difícil separar su efecto. En este trabajo utilizamos la base de datos de Código Infarto Madrid, con mas de 8.000 confirmados mediante un cateterismo cardiaco».
También se basan en los registros de gripe, temperatura y vacunación en la Comunidad de Madrid a lo largo de 5 años. «Con todo eso pudimos comprobar que tanto la gripe como el frío se asocian de forma independiente al riesgo de tener un infarto y encontramos datos de que los vacunados tenían un riesgo menor. Un segundo estudio, publicado en la revista Heart, con la metodología del que ya hemos citado de Neurology, ha confirmado el efecto protector de la vacuna de la gripe contra el riesgo de sufrir un infarto.”
El Dr. Iván Sanz Muñoz explica que “existen varias vacunas antigripales de inmunogenicidad reforzada, pero uno de los sistemas más eficaces es utilizar una mayor carga antigénica en mayores para estimular al sistema inmune de una forma conveniente y comparable al resto de población. Los mayores, al disponer de un sistema inmune «perezoso», necesitan mucho más estimulo. Esto se logra fácilmente con las vacunas de alta carga frente a la gripe, con 4 veces más cantidad del antígeno gripal, con una respuesta mayor.”
La gripe es una enfermedad vírica, altamente infecciosa, que cada año es responsable de hasta 50.000 hospitalizaciones y de entre 3.900 y 15.000 muertes en España, principalmente en mayores de 65 años7. Uno de los principales problemas asociados a esta patología son las complicaciones cardiovasculares. La vacunación anual frente a la gripe contribuye a la sostenibilidad de los sistemas de salud al prevenir consultas médicas, hospitalizaciones, absentismo y pérdida de productividad.
De hecho, en la Unión Europea (UE 27), la vacunación frente a la gripe puede salvar hasta 37.200 vidas y ahorrar 332.000 millones de euros cada temporada con tasas de cobertura observadas y efectividad de la vacuna observada. La OMS recomienda anualmente las 4 cepas a incluir en las vacunas para la siguiente temporada de gripe16, siendo la tetravalente la que ofrece el máximo espectro de protección al incluir todas las cepas, lo que representa un nivel de protección óptimo.
Dentro de las vacunas tetravalentes, de cuatro cepas, se distinguen las de dosis estándar (con y sin adyuvante) y las de alta carga. Estas últimas tienen cuatro veces más cantidad de hemaglutinina, y están indicadas en personas mayores de 60 años, uno de los colectivos más expuestos a las complicaciones derivadas de la gripe estacional, debido al fenómeno de inmunosenescencia asociado a la edad, que provoca que no respondan eficientemente a la inmunización con la vacuna de dosis estándar.
Según el Consejo Europeo, la vacunación representa una de las herramientas de salud pública más efectivas y, de hecho, coste-efectivas. Además, el Consejo alienta a los países de la UE a que ofrezcan una vacunación apropiada a los grupos de población considerados de “riesgo” en términos de enfermedades específicas y consideren la inmunización más allá de la infancia y la niñez mediante la creación de programas de vacunación a lo largo de toda la vida.