Una de ellas, por supuesto, es que las diversas administraciones han de acometer todas aquellas actuaciones que estén en su mano para dotar de más recursos asistenciales a los centros de salud y al resto de equipamientos sanitarios.
Esa es una responsabilidad claramente enmarcada, como decíamos, en el campo de competencias de los gestores públicos sanitarios, y, en el caso de Balears, así se está entendiendo por parte de la Conselleria de Salut. Más allá de palabras y réplicas, el departamento que dirige la consellera Patricia Gómez acaba de dar a conocer una ‘hoja de ruta’ que contiene realidades concretas, y no discursos vacíos y parafernalia dialéctica.
Gómez ha anunciado, y lo ha hecho en una reunión con los representantes del sector de la salud al más alto nivel, la inminente incorporación de 19 médicos especialistas de medicina familiar y comunitaria, a lo largo de estos dos meses, lo cual permitirá redistribuir y aligerar la carga de trabajo de los equipos de diversos centros de salud y unidades básicas.
Concretamente, en el transcurso del ya iniciado mes de diciembre empezarán su labor asistencial en Mallorca 16 médicos de Atención Primaria, y, en enero, se sumarán otros tres facultativos al Área de Salud de Ibiza y Formentera. Cabe recordar que ya en el pasado mes de noviembre se reforzaron las plantillas de este último sector territorial, el de las Pitiusas, con ocho médicos, además de tres enfermeras al Área de Salud de Menorca destinadas a los equipamientos de Canal Salat y es Banyer, además de la UBS del municipio de Sant Lluís. ¿Es esto suficiente? Desde luego que no, y habrá que seguir reclamando implicación y compromiso a las administraciones mientras se está a la espera de que la convocatoria de plazas laborales llevada a cabo por el Govern para fortalecer las plantillas de la sanidad pública en Balears vaya completando su proceso y marque un punto de inflexión en la realidad asistencial de las islas.
Ahora bien, no todas las pelotas están en el tejado de las administraciones, o de los agentes sindicales, o de los profesionales. También los usuarios tenemos mucho que decir y que aportar. Y ello significa asumir nuestra propia cuota de responsabilidad, que, por cierto, no es poca. ¿Cuántas veces hemos acudido, como pacientes, a un centro de salud, ya sea para una consulta con el médico, el personal de enfermería u otros profesionales sanitarios, y nos hemos encontrado con que por cada usuario con cita concertada al que se llamaba y que, en efecto, había acudido a las dependencias, había dos o tres, o incluso más, que no estaban presentes y que no se habían molestado ni siquiera en anular la convocatoria? Seguro que es una situación que muchas personas hemos vivido, y que, sin duda, nos indigna profundamente, como pacientes, sobre todo en una coyuntura como la actual, caracterizada por la presión desmedida sobre el sistema de salud y, en especial, en Atención Primaria.
También los pacientes somos responsables de que la sanidad funcione mejor. No siempre hay que esperar a que los gobernantes, o los sindicatos, o las asociaciones, o cualquier otra instancia, resuelva los problemas. A eso se le llama madurez, y, en términos políticos, madurez democrática.