Acabamos de estrenar la IX legislatura de la Comunidad Autónoma Balear. Una legislatura que surge de una profunda crisis social, política, económica y de confianza. Una legislatura que se ha caracterizado por la caída en sufragios de los partidos tradicionales y que ha visto como tres nuevas formaciones aparecían con éxito en la contienda electoral. Una legislatura que ha atomizado el Parlamento y en la que los pactos y la libertad de voto abren un nuevo escenario. Una legislatura en la que de entrada, aparentemente, se han definido las alianzas de los próximos seis meses y en la que el resultado de las elecciones generales puede tener consecuencias directas en los equilibrios del gobierno autonómico.
En los más de treinta años que separan la implantación y desarrollo de las autonomías nuestra sociedad ha cambiado sustancialmente, en costumbres, en población, en diversidad étnica y cultural, tecnológicamente, en esperanza de vida, en objetivos vitales. Sin embargo, nuestro sector productivo sigue siendo el mismo y nuestras fortalezas y debilidades como pueblo poco o nada se han modificado. Sin embargo, desde hace treinta años, desde la diversidad, las Illes Baleares tejen su destino de forma sincronizada.
Hasta el año 2002 las competencias sanitarias dependían del gobierno central. En realidad es nuestra quinta legislatura sanitaria. La primera, finalizó en mayo de 2003; fue la legislatura de las transferencias.
Se aprobó la ley de salud y se ordenó nuestro sistema sanitario. Empezamos a tomar las decisiones estratégicas sobre nuestra asistencia.
Le siguió la legislatura 2003-2007 en la que se renovaron la práctica totalidad de las estructuras hospitalarias. Las dos últimas se ha desarrollado con serias tensiones financieras por el desequilibrio entre el crecimiento del gasto y de los ingresos.
Esta quinta legislatura sanitaria debería ser la de la modernización. Debe darse respuesta al crecimiento con medidas coste efectivas y de racionalización, se han de redefinir los objetivos de salud aparcados desde 2003, y se ha de adecuar el sistema sanitario a la cronicidad y al desarrollo de las tecnologías de información y sanitarias Es una legislatura muy interesante. Tenemos la oportunidad de colocar nuestro sistema sanitario entre los más grandes y el riesgo de quedar en el intento. Ciudadanos y profesionales nos jugamos mucho y debemos velar e implicarnos en su éxito.