La quincena sanitaria nos vuelve a dejar múltiples protagonistas. Empezando por la buena noticia de la reducción en los tiempos de espera para consultas y ser operados. A buen seguro que, tanto Manuela García como Javier Ureña (desde su autoexigencia) no caerán en la autocomplacencia y son conscientes perfectamente de lo mucho que queda por hacer y que solo es un indicio del trabajo bien hecho para un cambio de tendencia, que debe de prolongarse necesariamente en el tiempo para lograr un amplio beneficio en los usuarios y el interés general. Que así sea.
Siguen alineándose los astros para que el borrador del Estatuto Marco quede en nada, básicamente porque es un clamor que la ministra Mónica García debe recapacitar y empatizar gobernando para todos, no limitándose a su pensamiento único sesgado y pensar en lo mejor para la profesión médica.
El conflicto ensalza y de qué manera la figura de Miguel Lázaro, a quien colocarle el altavoz nacional de la CESM ha permitido encumbrarle a los más altos niveles del sindicalismo español.
Gran papel del COMIB con Carles Recasens también en esa lucha reivindicativa. Nuestro humilde reconocimiento también a Jorge Tera, de SATSE, denunciando la pérdida de 30 enfermeras. Hay que hacer algo para retener talento.
Nuestra enhorabuena también para dos personas muy valoradas este medio de comunicación sanitaria como son el Dr. José Reyes y el Dr. Vicenç Thomàs. El primero es capital en el proyecto Cassandra que, en unos años salvará vidas a los enfermos de cáncer de pulmón. El segundo ya luce retrato en el Parlament. Cuanto sentido de responsabilidad institucional falta ahora en la cámara en unos días cargados de polaridad, ruido y discusión y cuanta calma y ecuanimidad aportaba el Dr. Thomàs.
