Parece de perogullo insistir en este argumento, pero la realidad es que, hoy por hoy, las dificultades de acceso al primer nivel asistencial han contribuido a sumar un nuevo tipo de incompatibilidad a las muchas que ya existen y que aportan su grano de arena al empeoramiento de la calidad de vida de la población.
Nos estamos refiriendo a la incompatibilidad de ejercer una vida activa, sea en un puesto de trabajo o en cualquier otra responsabilidad, y, al mismo tiempo, tener la posibilidad de acudir al médico de familia cada vez que el estado de salud lo requiera. A no ser que se trabaje por la tarde, claro, pero en una sociedad como la nuestra, cada vez más anglosajona y menos mediterránea, los horarios laborales intensivos de mañana han acabado imponiendo claramente su ley frente a la diversidad que existía en otros tiempos.
Desde este punto de vista, la decisión de la Conselleria de Salut no podía resultar más oportuna. Y no solo porque facilitará el acceso a la atención primaria de un buen número de ciudadanos, sino por el sencillo motivo de que la restricción de la apertura de los centros de salud no ha proporcionado, ni mucho menos, los resultados esperados. Especialmente, desde el punto de vista económico, que, en principio, era el principal objetivo que se buscaba.
De hecho, lo quieran o no nuestros gobernantes, la población sigue necesitando acudir al médico. Y algunas personas, además, y por desgracia, con relativa frecuencia. Y si no es posible, a causa de la limitación de los horarios, recibir atención médica en atención primaria, el paciente se dirige a otros servicios asistenciales, y prioritariamente a las áreas de Urgencias.
Más o menos eso es lo que está sucediendo en Baleares, como ocurriría en cualquier otro territorio en que se plantearan este tipo de restricciones. El resultado es que el ahorro obtenido con la apertura de los centros de salud solo por las mañanas, se ha acabado yendo al garete ante la necesidad de reforzar las urgencias para afrontar el aumento de la demanda asistencial.
El derecho a la salud, y a una salud pública, gratuita y universal, depende de muchos factores, como unos profesionales de calidad y unos equipamientos en óptimas condiciones y con recursos suficientes. Y entre estos factores se hallan también los horarios, que a nadie se le olvide.