Un estudio realizado por investigadores Hospital General de Massachusetts (Estados Unidos) añade más apoyo a la posibilidad de que el aumento de los niveles del antioxidante urato puede proteger contra la enfermedad de Parkinson, según un informe publicado en 'Proceedings of National Academy of Science'. Los investigadores aseguran de que los ratones con una mutación genética de niveles crecientes de ácido úrico fueron protegidos contra el tipo de neurodegeneración que subyace a la enfermedad de Parkinson, mientras que el daño fue peor en animales con ácido úrico anormalmente bajo. «Estos resultados refuerzan las razones para investigar si elevar el ácido úrico en las personas con Parkinson pueden retrasar la progresión de la enfermedad», explica Xiqun Chen, del Instituto MassGeneral para Enfermedades Neurodegenerativas (MGH-MIND) y autor principal del informe. «Nuestro estudio es la primera demostración en un modelo animal de que la elevación genética de urato puede proteger las neuronas dopaminérgicas de la degeneración y que la reducción de urato por el contrario puede agravar la neurodegeneración», agrega.
Las personas saludables cuyos niveles de urato se encuentran en el extremo superior del rango normal pueden tener un riesgo reducido de desarrollar la enfermedad de Parkinson. Los estudios dirigidos por Michael Schwarzschild, director del Laboratorio de Neurobiología Molecular del MGH-MIND, mostraron que, entre los pacientes con Parkinson, los síntomas parecen progresar más lentamente en aquellos con niveles más altos de ácido úrico, observaciones que llevaron a Schwarzschild y sus colegas a desarrollar un estudio clínico sobre la seguridad de elevar el ácido úrico en enfermos de Parkinson (SURE- PD). La investigación se llevó a cabo en lugares de todo el país gracias al apoyo de la Fundación Michael J. Fox. Prevista para principios de 2013, los resultados de SURE-PD determinarán si se debe probar un medicamento que eleve los niveles de urato más allá de su capacidad para disminuir la progresión de la discapacidad en la enfermedad de Parkinson.
Como en la mayoría de los animales, los ratones normalmente tienen niveles muy bajos del antioxidante, ya que es degradado por la enzima urato oxidasa o uricasa. Los altos niveles de ácido úrico observados en seres humanos y simios grandes por la inactivación del gen de la uricasa durante la evolución primate. El equipo de MGH-MIND utilizó dos cepas de ratones genéticamente alterados: en uno, el gen de la uricasa se eliminó como en los seres humanos, aumentando los niveles de ácido úrico en la sangre y el cerebro, y en la otra cepa, el gen se sobreexpresó, reduciendo los niveles de urato aún más bajos de lo normal en ratones. Los animales de ambos grupos fueron utilizados en un procedimiento de modelado de Parkinson estándar en el que se inyecta una neurotoxina en las células cerebrales productoras de dopamina en un lado del cerebro.
Los cerebros de los animales con los niveles de urato genéticamente elevados mostraron significativamente menos daño por la inyección de la neurotoxina que dejó los cerebros de los ratones genéticamente normales, mientras el daño se incrementó aún más en los ratones genéticamente con reducción de los niveles de ácido úrico, que también presentaron reducción de la producción de dopamina y en cuyo grupo se agravaron los movimientos anormales. Los investigadores confirmaron que la expresión de la alteración genética de uricasa no afectó los niveles de otras moléculas en la ruta metabólica que incluye la atribución de urato, sólo de soporte de la función protectora de urato. «La biología de urato en el cerebro está en gran parte sin explorar», lamenta Schwarzschild, profesor asociado de Neurología en la Escuela Médica de Harvard (Estados Unidos, para quien comprender los mecanismos de protección del ácido úrico y la forma en la que sus niveles están regulados en el cuerpo permitirá determinar cómo aprovechar mejor sus efectos protectores: «Ahora estamos buscando los mediadores de la neuroprotección del ácido úrico y comenzando a explorar la forma en que se genera y se transporta a las diferentes células cerebrales», adelantó.