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A la carrera

Dr. Fco. Javier Alarcón de Alcaraz Médico- Forense Especialista en Medicina Legal. @Alarconforense
Dr. Fco. Javier Alarcón de Alcaraz
Médico-Forense Especialista en Medicina Legal.
@Alarconforense
La mejor definición del paso del tiempo es una que leí en un verso de Andrés Trapiello hace ya algún tiempo. “Una pregunta sin respuesta es el tiempo que pasa”, decía. Intente preguntar algo y a todo eso que ocurra sin tener una respuesta es a lo que llamamos tiempo. Ahora resulta que el tiempo, la pregunta sin respuesta que nos hacíamos el otro día con la foto sindical de la carrera profesional, es el acuerdo final al que han llegado. Bendito tiempo. Bendita pregunta sin respuesta.

Vaya por delante escrito que yo soy uno de esos médicos sin carrera de la que mamar. Lo digo por todo ese tipo de almas cándidas que tienden a identificar lo que uno no es con lo que uno critica. Quede dicho que soy un pobre médico sin carrera profesional a la que agarrarse, un asteroide tangencial de esos del gremio que no aspira a tocar esa tierra prometida de pasta gansa con aplazamiento de años y años.

Quede aquí entre nosotros que muchas veces he propuesto pagármela yo mismo para decir que pertenezco a esa clase de hombre venido a más, pero toda esa originalidad mía se me ha venido al traste al oír, al escuchar como base del acuerdo que se empezara a pagar con lo que hubiera correspondido cobrar con parte de la extra.

Desde aquello de el hombre es un lobo para el hombre no había leído lo de “el médico es un pagador de la carrera profesional para el médico”. Me da que entender que el calendario de pagos a los distintos niveles es mas difícil que haber conseguido el propio acuerdo. Debe ser que el día de autos, el día de la reunión sindical había por ahí cerca un actuario: cobrar parte en el 2018 tiene cojones.

De ahí, de no tener que carrera, que tuviera que contentarme con lo que el tiempo corre entre las fotos de estas crónicas; de ahí que tenga que centrarme en los caretos que ponen los que no luchan por mi causa: para saber lo rápido que llegamos a acuerdos en esta Comunidad de regantes.

Pasa el tiempo entre dos fotos en las que nos han desaparecido los calcetines sindicales y ya somos más profesionales, ya tenemos mocasines que aguanten el acuerdo sindical, ya tenemos carrera hecha a fuerza de foto y de sandalia y del miedo aquel del que hablamos y por el que se enfadaron algunos de los compañeros de los de la foto. Pasan quince días y ya somos más profesionales, y sobre todo ya somos mucho más profesionales con carrera, que es lo que la familia siempre ha querido para el hijo o para el nieto, que tuviera una carrera profesional con la que entrar en Mercapalma por la puerta grande.

El tiempo pasa, el acuerdo se ha hecho entre dos fotos sindicales, y todo aquel romanticismo de ver una bata en el asfalto se apaga mientras vemos cómo se diluye la paga extra que hará el remiendo del pago de la carrera del niño. Uno que andaba ya preparado buscando un símbolo, una bandera que izar en esa huelga, uno que ya había pintado una bata pisada o un fonendo estrangulado, y ahora me vienen con un acuerdo de pagafantas.

Pasa la foto, pasan dos semanas, y lo que parecía un terrible enfrentamiento, “un Armengolazo” en palabras de mi querido Lázaro llamado Miguel, va quitando todos esos sufijos que suavizan las relaciones con la administración renegada, empeñada en negar lo que otra administración similar si aceptó hacía apenas unos meses. Y cuando en España quitamos los sufijos es que estamos rendidos. Cuando en Baleares quitamos el nombre quitamos también la cosa.

Hace tiempo que sugiero que si en vez de toda esa artillería de desinencias pudieran eliminarse las cinco primeras letras de Armengol, por ejemplo, tendríamos el auténtico valor del personaje y, sobre todo, el verdadero resumen del partido que nos jugamos en esta carrera a medias que pagamos entre todos.

Miro el acuerdo del revés para ver si tiene sentido más allá de haber conseguido lo que ya se había conseguido, y veo, por ejemplo, que el 25% de la paga extraordinaria que no pagó Juli en el año 2012 -a saber dónde estaría- lo tiene que pagar Patricia en el año 2018 –a saber dónde estará. ¿Dos mil dieciocho, he dicho? Que esto empiece a pagarse con lo que iba a cobrarse por la paga extra del doce tiene el viejo aliciente de crear la prestación para asegurar el cobro, crear el compromiso para asegurar el cobro, aunque éste empiece pagándolo el sanitario de toda la vida. El viejo truco sin demasiado trato.

Felicidades al personal sindical que se viste por los pies. Al resto le dejaremos que nos siga pagando las fantas.

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