En las sociedades anglosajonas la diversidad de horarios de los diferentes servicios, y no solo estamos hablando, en este caso, de los sanitarios, responde, precisamente, a un modelo que tiene en cuenta las prioridades de los usuarios.
De esta manera, la jornada en estos países se distribuye en diferentes fases que permiten incorporar un criterio de flexibilidad a las agendas personales, en vez de constreñirlas en un corchete de horarios excesivamente limitado y que colisiona con las actividades que, quien más quien menos, debe llevar a cabo, obligatoriamente y no por amor al arte, a lo largo del día.
Cuestiones como la conciliación familiar se hallan, precisamente, en el centro de la elección de uno u otro modelo de funcionamiento y organización social. Sin duda alguna, las familias no tropezarían con tantas dificultades para ejercer de padres y madres si tuvieran la posibilidad de fragmentar su agenda diaria en diversas opciones, tanto de mañana como de tarde.
Es esta una expectativa que entronca directamente con las aspiraciones de igualdad de oportunidades de las mujeres en su afán por conquistar más puestos en la sociedad y nivelar completamente su situación a la de los hombres, sin por ello renunciar a estar presentes en la educación y el cuidado de sus hijos.
En esta línea hay que entender la ampliación de horarios de los equipamientos de Atención Primaria. Pero no solo desde esta perspectiva, sino en la obligación de las administraciones, y de los servicios públicos en general, de adaptar sus estructuras asistenciales a las prioridades de cada uno de sus usuarios, sean estas cuales sean.
Pensemos, si no, en los pacientes con problemas de discapacidad o de movilidad que precisan de un acompañante para acudir a un centro de salud, y que hallan múltiples dificultades para visitar a su médico de cabecera porque el cuidador, o acompañante, trabaja durante el horario matutino.
Es esta una circunstancia perfectamente equiparable a la de la gente mayor que aun sin presentar un problema de discapacidad, no está en condiciones de acudir por si solo a la consulta del facultativo, y que únicamente podrá acceder a ese servicio esencial si algún familiar o amigo muestra disponibilidad para acompañarle.
Desde todos estos puntos de vista, hay que saludar con satisfacción la decisión de la Conselleria de Salut i del Servei de Salut de les Illes Balears de incrementar las opciones horarias del primer nivel asistencial.
Ciertamente, no es una medida sencilla, ni en su abordaje, ni en su aplicación, y hacen bien los profesionales en poner sobre la mesa las dificultades que, en su opinión, pueden existir para que la calidad del acto médico no disminuya ni un ápice.
Ahora bien, se trata, sin duda, de una actuación necesaria, e incluso podríamos afirmar que urgente, para que la que ahora, en todo caso, harán falta determinadas adecuaciones o adaptaciones que faciliten al máximo su aplicación.