Resulta que no hay una, sino dos maneras opuestas en que el cerebro nos permite olvidar voluntariamente recuerdos no deseados, según un estudio publicado en la revista 'Neuron' por investigadores de la Universidad de Cambridge. Los hallazgos pueden explicar cómo los individuos pueden hacer frente a experiencias adversas y podría conducir al desarrollo de tratamientos para mejorar los trastornos de control de memoria. «Este estudio es la primera demostración de dos mecanismos diferentes que provocan tales olvidos: uno, al apagar el sistema de recuerdos, y el otro, al facilitar al sistema de recuerdos ocupar la conciencia con una memoria sustituta», dice el autor del estudio, Roland Benoit de la Unidad de Cognición y Ciencias del Cerebro de la Universidad de Cambridge.
Estudios previos han demostrado que las personas pueden bloquear voluntariamente los recuerdos de la conciencia. Aunque varios estudios de neuroimagen han examinado los sistemas cerebrales implicados en este olvido intencional, aún no se habían puesto de manifiesto las tácticas cognitivas o los apuntalamientos neuronales precisos que utilizan las personas. Dos posibles maneras para olvidar los recuerdos no deseados son suprimirlos o sustituirlos con recuerdos más deseables, y estas tácticas podrían implicar distintos senderos neuronales. Para probar esta posibilidad, Benoit y Michael Anderson, de la Unidad de Cognición y Ciencias del Cerebro utilizaron imágenes de resonancia magnética funcional para examinar la actividad cerebral de los voluntarios, que habían aprendido asociaciones entre pares de palabras y trataron posteriormente de olvidar esos recuerdos, bloqueándolos o recordando recuerdos sustitutivos.
Aunque las estrategias fueron igualmente eficaces, activaron distintos circuitos neuronales. Durante la supresión de la memoria, una estructura cerebral llamada corteza prefrontal dorsolateral inhibe la actividad en el hipocampo, una región crítica para recordar eventos pasados. Por otra parte, la sustitución de la memoria tuvo el apoyo de la corteza prefrontal caudal y la corteza prefrontal ventrolateral -dos regiones involucradas en traer recuerdos específicos a la conciencia en presencia de recuerdos distractivos. «Una mejor comprensión de estos mecanismos, y la forma en que se descomponen en última instancia, puede ayudar a comprender los trastornos que se caracterizan por una regulación deficiente de los recuerdos, como el de estrés postraumático» dice Benoit. «Saber que procesos distintos contribuyen al olvido puede ser útil, porque la gente, naturalmente, puede hacerlo mejor en un enfoque u otro».