P.- Tal como usted mismo ha comentado en numerosas ocasiones, el internamiento es una fase necesaria a la hora de abordar una adicción.
R.- Así es, en efecto. Y quienes defendemos esta estrategia terapéutica no lo hacemos por capricho, o porque hayamos tenido una intuición en este sentido. Se trata de aplicar la más pura y estricta lógica. Curiosamente, en otras especialidades de la medicina, no existe ningún problema a la hora de aconsejar o recomendar el internamiento, en este caso hospitalario, para superar la fase crítica de una determinada enfermedad. ¿A algún médico, por ejemplo, se le ocurriría dar de alta a un paciente que se halla en tratamiento por una meningitis? La respuesta es no, porque la sociedad ha interiorizado que las patologías físicas precisan de acogida hospitalaria. No ocurre lo mismo en el caso de las enfermedades mentales.
P.- Y, claro, como usted mismo ha puesto de manifiesto reiteradamente, una adicción es, ante todo, la consecuencia más directa de una patología de salud mental
R.- Por supuesto. Un adicto no lo es porque quiera serlo. Lo es, porque hay algo en su interior, y estamos hablando de su estructura psíquica, básicamente, que no funciona como debiera. Sea por la causa que sea, la personalidad de ese usuario se halla resquebrajada, y esa disfunción le aboca a convertirse en una víctima propiciatoria de una conducta adictiva. En ocasiones, es el alcohol u otras drogas, y otras veces estaremos hablando de una persona con adicción a los juegos de azar o al sexo, sin olvidar las nuevas tecnologías, tan en boga hoy en día. Por no hablar, claro está, de los poliadictos, es decir, de hombres y mujeres enganchados a diferentes adicciones, tan dañinas unas como las otras. Sin embargo, el tipo de adicción que se trate no es el elemento más importante.
P.- ¿Y cuál es, por tanto?
R.- El factor crucial es que se trata de un adicto. Posteriormente, habrá que trazar una u otra estrategia de intervención en función de si esa adicción se refiere al alcohol o a cualquier otra situación, pero, ante todo, es fundamental trazar la personalidad del adicto. Eso implica hacerse una serie de preguntas, y especialmente una: ¿por qué esa persona ha llegado a asumir una adicción que condiciona toda su vida y le impide disfrutar de la misma, en libertad y con plena autonomía? Si logramos responder a esta cuestión, o despejar ese enigma, habremos recorrido una parte importante del proceso terapéutico.
P.- Y es ahí, imaginamos, donde hay que calibrar la importancia del internamiento…
R.- En efecto. ¿O acaso alguien puede pensar que llevar a cabo este itinerario a través de la biografía personal del paciente, que nos permita descubrir la fuente y el origen de su adicción, puede culminarse con éxito con una o dos visitas y sin ningún tipo de ingreso? ¿Verdad que no? Pues he ahí la necesidad del internamiento, porque solo así los especialistas podremos trabajar con el paciente sin tener en cuenta el elemento tiempo y con todos los medios a nuestra disposición para ayudarle y brindarle una asistencia efectiva.
P.- ¿Qué tipo de internamiento se ofrece a los usuarios que acuden a la Clínica Capistrano?
R.- Ante todo, hay que descartar de raíz la idea del centro cerrado, oscuro, casi siniestro, que es la imagen que a mucha gente se le viene a la cabeza cuando se habla de internar a alguien. Este tipo de planteamiento no tiene nada que ver con la salud mental moderna, y, desde luego, es completamente ajeno a la política de atención al usuario que ponemos en práctica en el caso de nuestro centro. Aquí, en Capistrano, el paciente disfruta de una acogida humana y cálida desde el primer momento en que se pone en nuestras manos. Y, durante el tiempo que dure el ingreso, generalmente de uno a tres meses, convive en un entorno apacible y estable, en una zona como Cala Major, que permite un marco idóneo de convivencia con la naturaleza y el paisaje. Son personas que precisan de mucha tranquilidad. Y de mucha comprensión. Y aquí les brindamos todo eso, y mucho más.
P.- Por otro lado, cuentan ustedes con una diversa oferta de actividades, perfectamente sincronizadas a través de un horario explícito que se sigue rigurosamente…
R.- Esto es así, entre otras razones, por la conveniencia de introducir unas pautas de comportamiento que sirvan al objetivo genérico de recuperación del paciente. Una vez acogido en el centro, y haberle informado de esas pautas y de las normas de funcionamiento de Capistrano, el usuario tiene en sus manos un horario de actividades que incluye, por supuesto, el ejercicio físico, tan importante en cualquier finalidad terapéutica que busque la recuperación del bienestar y la autoestima. Igualmente, existen otras muchas propuestas culturales, lúdicas y de convivencia que ponemos a su disposición, sin olvidar las sesiones de terapia de grupo que le permiten, por una parte, exponer sus dudas y problemas y, por otra, conocer las experiencias de otros pacientes. En Capistrano somos como una gran familia, con un objetivo por encima de cualquier otro: curar a nuestros pacientes y orientarles para que un día no solo dejen atrás su adicción, o adicciones, sino que recuperen una vida caracterizada por la plena autonomía.