El director territorial de MAPFRE analiza en esta entrevista la evolución del mercado del seguro sanitario privado, del que considera que tiene aún grandes perspectivas de crecimiento, por delante incluso de los de automóvil y hogar. Un seguro que no solo ofrece a su beneficiario un valor añadido en eficiencia sanitaria y en libertad de elección, sino que supone una ayuda para la sanidad pública en ahorro de gasto sanitario y en reducción de presión asistencial. Ahora bien, la legislación, defiende el gestor, debe recuperar la desgravación del seguro individual para incentivar su contratación y para reducir el desequilibrio existente respecto al seguro colectivo, que sí es desgravable.
P.- ¿Cómo está en estos momentos el sector de los seguros de salud?
R.- Para ofrecer una idea del volumen de primas del negocio de salud a nivel nacional, decir que en estos momentos el volumen de esas primas es en España de 6.600 millones de euros, con un crecimiento en el año 2011 del entorno de un 4%. Otra cifra significativa es que hay 10 millones y medio de ciudadanos que residen en España, que están asegurados. De estos 10,5 millones, dos millones son funcionarios, que se benefician del sistema MUFACE, ISFAS, MUGEJU que les permite elegir a través de sus mutualidades si reciben las prestaciones sanitarias de centros médicos privados.
P.- ¿Todos los seguros son similares?
R.-No todos. Otro dato importante es que de esas pólizas el 80% son de prestación de servicio, donde la compañías tenemos unos cuadros médicos y los asegurados se dirigen a esas clínicas a resolver sus problemas de salud. Un 10% son los denominados 'seguros de reembolso', en los cuales el asegurado puede ir a cualquier especialista o a cualquier clínica y nosotros le reembolsamos la factura. Y luego hay un pequeño porcentaje de pólizas de subsidio, donde se paga una cantidad a los beneficiarios del seguro, cuando éstos tienen que ser hospitalizados.
P.- ¿Cuál es el nivel de retorno de ese volumen?
R.-Es elevado. En 2011 las compañías sanitarias hemos pagado mas de 5.000 millones de euros en prestaciones, sobre los 6.600 recaudados. Como se ve, es un sector de seguro donde la siniestralidad es alta y el margen que tenemos las compañías, después de descontar los gastos comerciales de adquisición y de gestión, es bajo.
P.- ¿Y en el caso particular de Baleares?
R.- En Baleares hay 225 millones de euros en seguros de salud, con un crecimiento del 4,18%, que ha sido más alto que el del conjunto de España y la previsión es que crezca este año un 4,4 o incluso un poco más. En Baleares los seguros sanitarios suponen el 24% del negocio de seguros. MAPFRE tiene en Baleares 56 de esos 225 millones de euros.
P.- ¿Cómo está el reparto del negocio en las islas?
R.-En los últimos años ha habido una concentración del negocio de salud en las cinco grandes aseguradoras. Esas cinco grandes tenemos dos tercios del mercado. El resto, las pequeñas aseguradoras locales y los Igualatorios Médicos, tiende a desparecer.
P.- ¿Cuál es el perfil del contratante de una de estas pólizas de seguro sanitario?
R.- El perfil es el de personas casadas, con hijos. Y jóvenes, de 25 a 45 años, en el momento de formalizar la póliza. Son personas, además, que suelen tener estudios superiores y un trabajo estable. Estos asegurados suelen ser, pues, familias acomodadas y dispuestas a hacer un doble esfuerzo ya que pagan el doble -a la Seguridad Social y a una compañía privada- por su salud. Más del 50% de los clientes de estas pólizas se concentran en capitales de provincia, porcentaje que es mayor en áreas de nivel de vida más elevado, como es el caso de las Baleares: se contratan más seguros sanitarios privados en las ciudades que en la part forana.
P.- ¿Cuáles son en estos momentos los argumentos para la concertación de un seguro sanitario privado?
R.- El principal argumento para suscribir uno de estos seguros es la calidad de las prestaciones, algo que se expresa, por ejemplo, en los mucho menores tiempos de espera. Los clientes más jóvenes expresan un mayor interés por tener acceso a una red de atención primaria y a hospitalizaciones por problemas leves. Los mayores, por acceder a hospitalizaciones por problemas más complejos y por periodos más largos. Otro argumento es que el tiempo de atención que se presta a los pacientes en las clínicas privadas es normalmente mayor que el que se presta en la sanidad pública, que en muchas ocasiones tiene que recortar tiempos por la saturación del sistema. Otro argumento es la existencia de algunos servicios que no están cubiertos por la sanidad pública y que nosotros sí cubrimos a través de conciertos o franquicias. Es el caso, por ejemplo, de la Podología, el tratamiento de la miopía por láser, odontología, etcétera, una serie de técnicas que la sanidad pública no asume y nosotros garantizamos.
P.- ¿Cuál es el comportamiento del seguro médico privado en el actual contexto de crisis económica?
R.- Pues si bien es cierto que estamos en crisis, hay que indicar que las familias hacen todo lo posible por mantener sus pólizas. Si tenemos en cuenta que se trata de un doble desembolso, nos encontramos ante una alta apreciación de los servicios ofrecidos por las entidades sanitarias privadas. Es por ello que esa fidelidad en tiempo de crisis no es un mérito solo de las aseguradoras, sino que lo es también en gran parte de las entidades sanitarias privadas. Y me estoy refiriendo, sobre todo, al caso de Baleares. Otro dato importante es que en las encuestas que hacemos en torno a los beneficios sociales que puede dar una empresa, uno de que más valoran los trabajadores es el seguro de salud contratado en cuentas colectivas por la empresa.
P.- ¿Cómo han tratado los cambios legislativos al sector del seguro sanitario?
R.- Sucede que en general los gobiernos y el legislador tienen una gran capacidad para definir el mercado, su tamaño y su estructura. En el seguro de salud hemos notado un cambio importante desde los últimos 15 años. En 1999 hubo un cambio de legislación donde el seguro individual deja de desgravar y pasa solo a tener consideración de desgravación el seguro colectivo. Eso ha marcado la pauta de la evolución del seguro de salud en los últimos años.
P.- ¿Y de qué modo?
R.- Ese cambio ha hecho que el seguro colectivo se contrate más que el seguro individual. La empresa lo puede deducir como un gasto y además hasta cierta cantidad no se considera pago en especies al trabajador. Este cambio legislativo ha generado además que la reducción de la prima media del seguro colectivo haya sido importante, al querer las compañías captar negocio y hacerlo, en parte, a base de aplicar descuentos en función del número de asegurados de los diferentes colectivos.
P.- Esto habrá traído consecuencias.
R.- Nos encontramos con muchas situaciones en los que las primas de esos seguros colectivos son insuficientes para cubrir las prestaciones. Y es que en definitiva lo que nos cuesta un asegurado, tenga una póliza individual o colectiva, es lo mismo. Lo único que pudiera justificar que tuviera menos coste un seguro colectivo sería el ahorro en gastos de comercialización, pero eso no justificaría la diferencia que hay en estos momentos entre pólizas individuales o colectivas que es superior al 25% a favor de las segundas. Y esto es algo que tiene que cambiar.
P.- ¿Cuál cree que sería la solución?
R.- Pues que desgravaran todos los seguros individuales. Se ha dado ya un primer paso con el hecho de que tengan una posibilidad de desgravar las pólizas de personas de más de 65 años y las de familias numerosas. Pero entendemos que sería un avance importante el poder desgravarse ese 15% para todos los contribuyentes que contraten un seguro privado, tal vez incluso condicionándolo a niveles de renta inferiores a 30.000 o 25.000 euros, o lo que se determine.
P.- ¿Y esto, qué supondría?
R.- Esto supondría, según nuestros cálculos, poder aumentar el número de personas que tienen un seguro privado en un 15%, lo cual significa que en toda España un millón de personas más, y 35.000 mas en Baleares, tendrían un seguro sanitario privado. La Seguridad Social se ahorraría unos costes muy importantes, unos 1.500 millones de euros para todo el conjunto del sistema público sanitario. Y con ello se crearían puestos de trabajo, a través de las clínicas, las entidades privadas, que tendrían más actividad, y a través también de las aseguradoras. La pérdida de ingresos por esa desgravación la compensaría la administración con el menor gasto sanitario y con el beneficio de la creación de empleo y negocio. Lo que no tiene sentido es que el seguro colectivo tenga una desgravación y el seguro individual no la tenga. Ha pasado en otros países y se ha tenido que limitar la diferencia entre unos seguros y otros.