Juan José Bestard es un médico experto en gestión y planificación sanitaria y nuevo director gerente del Ibsalut. Antes había desarrollado una dilatada vida profesional en cargos públicos relevantes como director general de Organización y Planificación Sanitaria del INSALUD, viceconsejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid y director gerente de Hospitales. Ha sido profesor en distintas Universidades y miembro del Consejo de la Federación Internacional de Hospitales y del Comité Permanente de Hospitales de Europa. Nace en Palma de Mallorca, el 8 de octubre de 1959. Estudió en el Luis Vives y acabó su bachillerato en el Instituto Ramón Llull. Desde los años 80 en Madrid a la segunda década del siglo XXI en Palma, al frente de la máquina sanitaria pública. Décadas de experiencia le permiten tener las cosas muy claras: “Hay que acabar con el despilfarro”. “Los gestores somos los facilitadores, no los propietarios del sistema”. “Entramos en la Sociedad del Bienestar, que ya no es el Estado del Bienestar”.
P.- ¿Cómo se ha encontrado el Servicio Balear de Salud, qué es lo que más le ha llamado la atención, lo que le ha preocupado, lo que le ha admirado?
R.- Tres cosas. En primer lugar, que me he encontrado un sistema sanitario con buenos profesionales, con alta tecnología y en general con una buena gestión, aunque mejorable en algunos aspectos. Personas que llevan años trabajando, en las que se puede confiar. Médicos, jefes de servicio, funcionarios… Quiero, ante todo, agradecer su buen trabajo. Y a nivel informático se han hecho avances muy importantes.
P.- Diríase que ahora viene lo malo…
R.- Lo segundo con lo que me he encontrado y que me ha llamado la atención ha sido con un presupuesto catastrófico. Un presupuesto que nos han dejado de 1.072 millones de euros para 2011, cuando para 2010 era de 1.406 millones, una rebaja del 29%. Y nos hemos encontrado con una deuda a proveedores de 490 millones. ¡Casi la mitad del presupuesto! Jamás me lo hubiera imaginado. Si esto fuera una empresa privada estaríamos en quiebra.
P.- ¿Y en tercer lugar?
R.- Un colectivo desmotivado, pesimista, derrotista. ¿Qué porqué? Tengo la impresión que todo ello se debe a cierta arbitrariedad en temas como la carrera profesional, a que se haya apoyado a unos médicos o a unos hospitales. Esto hay de cambiarlo. Los gestores no somos los dueños del sistema. Estamos aquí para apoyar al profesional, para facilitarle el trabajo. Hemos de entender que se ha de pasar de vivir en el Estado del Bienestar a la Sociedad del Bienestar. Éste es un concepto integrador. Hemos de ser transparentes, y lo que no podamos decir, tampoco lo podemos hacer.
P.- Desde la campaña electoral se ha hablado de una revolución sanitaria en Baleares, en donde deje de haber una sanidad pública y una privada como elementos aislados, y donde al final solo haya una buena sanidad y lo importante sea la salud de las personas.
R.- En ese sentido tengo un mandato claro del presidente y estoy trabajando en un proyecto que la consellera presentará en septiembre, si le parece adecuado, en el que se planifican actuaciones para los años 2012,13 y 14 con una visión futura basada en la promoción de la salud. En este nuevo escenario el médico de Atención Primaria será el que pilotará esta nueva estructura, con el paciente, al que ayudará a elegir a dónde ir, qué médico especialista o proceso escoger. Lo importante es que el paciente tenga acceso al mejor médico, sea éste del sistema público o del sistema privado.
P.- ¿Cuál va a ser el nuevo modelo sanitario, que deberá atenerse además a la necesidad de ajuste?
R.- Pues mantener nuestro compromiso y hacerlo en función del presupuesto. A este respecto el presidente tiene clara su visión política. Habrá que priorizar, aunque consolidando el sistema y sin disminuir ni una sola prestación sanitaria. Para ello contaremos con los profesionales, con los médicos. Habrá transparencia absoluta, tolerancia cero a la opacidad. Otra de las premisas es que el paciente ha de sentirse atendido, pero también entendido. Hay que salir a la calle y hacer un esfuerzo de comunicación con la sociedad.
P.- Y ahí empieza esa ‘revolución’…
R.- Sí, aunque al final todos hacemos o intentamos hacer lo mismo, aunque nosotros, diciéndolo. Queremos lo mejor para el ciudadano, lo mejor para el médico. Que el ciudadano llegue al mejor médico. Si trabaja en la medicina pública, estupendo, pero si trabaja en la privada, también. Aplicando un modelo que habrá que ordenar y hacer que sea duradero.
P.- Ponga un ejemplo, si es tan amable.
R.- Pues por ejemplo, el 061. El ciudadano manda. El 061 llevará al ciudadano a donde le diga, sea un centro médico público o privado, si tiene un seguro y es lo que desea. El 061, las ambulancias, son un servicio, no una autoridad. Ya he dicho que hemos de pasar de vivir en un Estado del Bienestar a una Sociedad del Bienestar, donde no sea el Estado el que lo decida todo.
P.- ¿Cómo se ha planteado el ahorro, algo que, dado el escenario económico, sin duda es otra de sus directrices fundamentales?
R.- Pues analizando tres escenarios. El primero es el de acabar con el despilfarro. Cuando llegamos había 93 directivos. Hemos pasado a 58. Con eso se ahorra 2,5 millones de euros al año. Menos directivos. Pocos y con menos sueldos. Los sueldos se han limitado, de lo 90.000 euros anuales que se habían puesto algunos a 60.000. Tienen que entender que esto es lo que hay. Y hemos eliminado las tarjetas de crédito de los directivos, no se pagan las comidas de trabajo, los viajes serán los justos y en clase turista, los coches oficiales se han acabado. Los directivos públicos tienen que acostumbrarse al transporte público. Yo vengo de Inca en tren cada mañana. Y es comodísimo. He pedido vender mi coche oficial para ayudar a pagar la deuda con los farmacéuticos. Pero eso no es todo.
P.- Y los liberados.
R.- Hemos decidido ahorrar un 50% en liberados sindicales [los ‘liberados’ son profesionales elegidos para cargos sindicales a los que pueden dedicar toda su jornada, cobrando el 100% de su sueldo del Ibsalut]. Con ese 50% de limitación de liberados ahorraremos otros cuatro millones de euros al año. Pero además es que el número de liberados está actualmente por encima de lo que la ley permite.
P.- ¿Otros recortes?
R.- A los gerentes les hemos pedido que eliminen las guardias localizadas no indispensables. Y que las peonadas [así se denomina a las horas extras que hacen los cirujanos para aligerar las listas de espera] se reduzcan en lo posible. Necesitamos medidas de contención al menos hasta el 31 de diciembre. Por ello, hemos eliminado además en los hospitales todos los proyectos que no sean asistenciales, como los de comunicación, de calidad, encuestas. Este año, todo lo que no sea con los pacientes, no. Con todo esto podemos ahorrar siete millones de euros sin impacto asistencial. ¡Y nada de vender o cerrar PACs!
P.- Todo eso está muy bien, pero son recortes. ¿Cuáles serán los cambios estructurales?
R.- Varios. Hay que tener en cuenta que en muchos casos se ha ido el directivo, pero con él se ha llevado el cargo, la mochila de coste. Por ejemplo, en el Hospital Universitario de Son Espases hemos pasado de tres subgerentes a ninguno. Luego, se ha dado una reordenación de la estructura organizativa. El sistema sanitario de Baleares, con un millón de habitantes, tiene que tener su identidad y su complejidad, que no puede ser muy superior al de un sector de Madrid, con una población similar. Hemos eliminado la Gerencia de Primaria, con el coste añadido que tenía del mantenimiento del edificio. Y eso no afectará a la gestión pues el Ibsalut seguirá teniendo un subdirector de Atención Primaria.
P.- ¿Y quién gestionará entonces?
R.- Pues cada uno de los cuatro subsectores en lo que se ha dividido, en un solo concepto, con un solo contrato programa que incluirá Atención Primaria y Hospitalaria. En ese nuevo modelo, por ejemplo, un infarto será atendido siguiendo un mismo protocolo en cualquiera de los cuatro sectores, tanto en Urgencias, en Especializada como en el Hospital. Y ese nuevo modelo pivotará sobre el médico de Atención Primaria que gestionará, cuando llegue a su consulta, todo lo que le ocurre al paciente. Y además el sector de Atención Primaria tendrá que salir a la calle, a la gente, proporcionar educación sanitaria, prevención y promoción de la salud. Vamos a reforzar al médico quitando directivos. La sanidad funciona a pesar de sus directivos. El médico ha de poder tener sus herramientas y el directivo ha de ser un facilitador. El que sabe su oficio es el médico.
P.- ¿Y a todo esto, no iban a cerrar la Atención Primaria, si me permite la broma?
R.- No, no vamos a cerrar centros de Atención Primaria. Sí que vamos a reorganizar horarios, optimizando funcionamientos. Jamás dejaremos un paciente desatendido. Todas estas reorganizaciones se llevarán a cabo atendiendo a la cercanía del Hospital Comarcal.
P.- ¿Cree, entonces, que la Atención Primaria está sobredimensionada?
R.- Sobredimensionada no, mal distribuida. En algunas zonas es escasa, en otras está hipertrofiada. Y el presupuesto en cinco años ha bajado mucho. No vamos a consentir que baje más.
P.- ¿Cuál será el futuro de GESMA?
R.- Sobre GESMA seguirá pivotando la estructura de la atención sociosanitaria. Potenciaremos la atención geriátrica, que en estos momentos es insuficiente. Respetaremos la identidad de GESMA, no se alterará la vida de los médicos. Los profesionales serán los que decidan los cambios que han de producirse. Pero lo que sí tendrán que hacer es quitarse el sombrero de empresa pública y ponerse el de Ibsalut. Pasaremos de 22 directivos a 7. Con los médicos se diseñarán los proyectos de futuro y su dimensión.
P.- ¿Cuál es el futuro de las fundaciones sanitarias, que, por cierto, usted mismo ayudó a diseñar en tiempos del ministro de Sanidad Romay Beccaría?
R.- Hay que ser realistas. Las fundaciones sanitarias o lo que hay ahora, las fundaciones públicas sanitarias, están ya superadas. Se ha acabado su ciclo. Lo que tenemos que hacer ahora, en un escenario de crisis, es juntar recursos para buscar economías de escala. Integrar todo en una sola compra para abaratar, aunque siempre sin afectar a la asistencia. Pero hemos de abaratar en las contrataciones de cafeterías, lavanderías. Concentrar para ahorrar. Los patronatos son caros y habrá que eliminarlos. Lo cual no quiere decir que los alcaldes no tendrán un papel en las decisiones sobre la salud de sus municipios. Lo tendrán. Pero no nos podemos anquilosar en un modelo que se diseñó en 1996.
P.- ¿Modelo Alzira para Baleares (hospitales públicos gestionados por empresas o UTEs privadas, sin coste adicional para el paciente)?
R.- Fue una idea que expusimos, más que un proyecto. Hay que tener en cuenta que aquí todo el personal sanitario hospitalario es estatutario [funcionario] y no se podría aplicar el modelo. Algo así, sí que se probará en el centro del Hospital Virgen de Lluc.
P.- ¿Venderán Son Dureta?
R.- Es un terreno y unos edificios que ya no son del Ibsalut, sino que pasarán a ser del Govern. Y será el Govern el que decida, aunque nosotros vamos a llevar propuestas. No depende de nosotros que se venda, aunque a título personal le diré que si tuviera un solar vacío y en otra parte población desasistida, vendería el solar para poder dedicar el dinero a la asistencia.
P.- ¿Pero no se iba a habilitar allí un gran centro sociosanitario?
R.- Eso sería estupendo, pero es algo que hoy por hoy no encaja en nuestra realidad presupuestaria. Prefiero garantizar que las nóminas se paguen y que las farmacias cobren.
P.- Ya que lo dice, ¿cómo está el tema de la deuda de las farmacias? O mejor, ¿qué se ha de hacer para que esto no vuelva a pasar?
R.- Lo primero, presupuestar bien. Quien hizo el presupuesto de este año sabía que en septiembre iba a terminarse. Tenemos que presupuestar bien, 290 millones de euros, y a partir de ahí gestionar bien ese prespuesto.