Entre estos síntomas se encuentran el cansancio y la falta de energía, que sufren una de cada cinco personas al llegar la primavera, según una encuesta realizada por la SEDCA entre más de 2.400 personas. Por ello, se recomienda, entre otros hábitos, incorporar al desayuno alimentos que aporten hidratos de carbono, proteínas, lípidos, vitaminas y minerales, que se puede suplementar con preparados farmacéuticos de jalea real, el alimento de las abejas.
El desayuno es la comida más importante del día, y debe aportar el 25% de toda la ingesta diaria. “Un desayuno completo contribuye a tener más energía y hacer frente a la actividad diaria en mejores condiciones”, asegura Rosa García Alcón, secretaria científica de la SEDCA.
Desayuno insuficiente
Sin embargo, uno de cada cinco españoles no desayuna a diario y más de la mitad de los desayunos no se componen de los alimentos necesarios, dado que únicamente el 20% de las personas incorporan fruta o cereales.
Para que estas ingestas matutinas sean energéticas y completas es necesario, como comenta la doctora García Alcón, que “tengan todos los grupos de alimentos, es decir, hidratos de carbono, como el pan o los cereales; proteínas, como los lácteos, fiambre de pavo o huevos; lípidos, como puede ser aceite de oliva; así como vitaminas y minerales, como los que aportan las frutas”.
Otros síntomas frecuentes asociados al cambio de estación son la falta de concentración, el dolor de cabeza y la somnolencia.
El 85% de la población presenta alguno de ellos, según la encuesta de la SEDCA.
“La astenia primaveral ocurre durante las primeras semanas y se debe a una alteración de los ritmos circadianos que generan unos cambios en la producción de endorfinas, serotonina, melatonina y otras sustancias del sistema nervioso, lo que provoca una sensación de decaimiento físico e intelectual”, según explica el doctor Miguel Martín Almendros, coordinador del Grupo de Trabajo de Fitoterapia de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN).
De hecho, en palabras de este especialista, “nos encontramos ante un trastorno adaptativo hasta que el organismo se autorregule y se acomode al nuevo entorno. Mientras tanto, serán comunes también la desgana y la apatía para desarrollar ciertas actividades, la dificultad para conciliar el sueño, la somnolencia diurna, la irritabilidad y el nerviosismo”.