P.- Tras ganar las últimas elecciones sindicales –con una holgura que han hecho decir a un médico de su sindicato hermano que el CEMSATSE “ es como el Barça”–cabe preguntarle, ¿pero qué es lo que ofrecen ustedes?
R.- Pues ofrecemos lo que creo que deberían ofrecer los sindicatos, tener una presencia física y humana para con los profesionales, ocuparnos de sus reivindicaciones, actuar como mediadores ante la Administración, conocer sus problemas y darles respuestas, soluciones, escuchar, resolver y ser fieles.
P.- ¿Cuáles son sus objetivos para el futuro inmediato?
R.- La base de nuestro trabajo es sindical, somos un sindicato, por lo que nuestros objetivos son mejoras laborales, retributivas, buscar medidas para minimizar la crisis en cuanto a su impacto sobre las retribuciones. Y otro de nuestros objetivos es promocionar nuestro perfil profesional. Y es que en estos tiempos, si no podemos procurar muchas mejoras laborales, sí que podemos potenciar la formación continuada para tener un óptimo posicionamiento profesional.
P.- Lo cierto es que en estos momentos la enfermería está experimentando una reconversión, se está dando a los profesionales unos marcos de actuación más amplios y especializados.
R.- No es una cuestión de ahora. Este proceso se inicia hace 30 años cuando nos convertimos en una profesión universitaria, pasando de ser ATS (Ayudante Técnico Sanitario) a ser DUE (Diplomado Universitario en Enfermería) y se inicia una evolución. Nuestra formación universitaria, que ahora con la transformación de la carrera en un ‘grado’, similar a cualquier otra licenciatura, ha dado a la profesión un plus que se ve. Lo que ha sucedido es que en los últimos años se ha hecho una apuesta por sacar partido a lo que esta formación universitaria puede aportar al sistema sanitario. Y eso en un colectivo que no solamente está muy formado sino que está hambriento de asumir competencias y responsabilidades.
P.- ¿Y todo eso se paga bien?
R.- La cosa lleva su evolución, con la homologación universitaria no tendrá ya sentido que un profesional de Enfermería cobre menos que un farmacéutico o un biólogo. Sin entrar en eso, no nos sentimos mal pagados, aunque para llevar bien esas competencias que estamos asumiendo necesitamos plantillas acordes. El Senado ha dicho que en España faltan 100.000 profesionales de Enfermería. Y en materia de formación, los procesos se han estancado. El primer decreto de especialidades es de 1987, y no se desarrolló. El último es de 2005 y llevamos seis años desarrollándolo.
P.- Y ese problema a nivel estatal, ¿cómo se especifica en Baleares?
R.- Pues a nivel formativo aquí solo se cursa la especialidad de matrona, está en marcha que se pueda hacer lo mismo con la de Enfermería de Salud Mental y esperamos que se pueda desarrollar la de General y Comunitaria. La proporción de las plantillas, es mala. A nivel hospitalario, las plantillas están algo más homologadas, pero en Atención Primaria tenemos un déficit histórico. Últimamente la ratio de pacientes por enfermera en Madrid y Valencia ha aumentando y se han puesto a nuestra altura, pero porque ellos han empeorado, no porque nosotros hayamos mejorado. Aquí se ha producido un gran aumento de las tarjetas sanitarias, pero no de los profesionales de Enfermería. Todo esto genera una sobrecarga de trabajo que es inasumible, que nos obliga a desarrollar demasiadas tareas de tipo técnico, impidiéndonos desarrollar mejor esa asunción de nuevas competencias.
P.- Una de las novedades en este ámbito es la creación de la figura de la enfermera de cabecera, homologable al médico de cabecera.
R.- Parece ser que efectivamente el proyecto de desarrollo está en marcha. Es lógico que los pacientes tengan derecho a elegir el profesional de Enfermería que va a atenderles. Y será un logro tener una enfermera que no vaya en el mismo paquete que el médico de cabecera, que en ese sentido esté desligada. Con todo, hay que decir que desde hace tiempo este rol ya está en marcha, de modo que las enfermeras hacen el papel de enlace entre el enfermo y el sistema sanitario, y más en el caso de pacientes crónicos, diabéticos, hipertensos, con problemas de obesidad, respiratorios con EPOC, en iniciativas contra el tabaquismo, la Consulta Jove, programas pediátricos como el de Niño Sano, en el sentido ya no solo de curar, sino de prevenir.
P.- Y en el futuro inmediato se ha de desarrollar la red sociosanitaria con el papel que han de jugar en esos centros, muchos de los cuales son de cuidados, los profesionales de Enfermería.
R.- Efectivamente, la enfermera ha de ser un profesional de mayor peso en ese tipo de recursos. La ley de 2003 reconoce la capacidad de gestión de los cuidados a los profesionales de Enfermería, todo lo cual supone una atención especial a los cuidados de pacientes con patología crónica, pacientes frágiles y cobra especial importancia en la promoción de la salud y en la rehabilitación así como en la asistencia a la dependencia. Obviamente estos centros u hospitales sociosanitarios han de ser equipos multidisciplinarios, pero las enfermeras han de ser figuras de peso, de un peso que otras figuras profesionales se resisten a abandonar.
P.- Las enfermeras han sido una pieza fundamental en los cuidados domiciliarios.
R.- Sí, un servicio que ha cobrado gran auge en los últimos 20 años, que ha mejorado la vida de muchas personas y que tal vez no sea muy visible, al menos a nivel del centro. El trabajo con pacientes inmovilizados, crónicos, terminales… ese conglomerado de pacientes en situación de dependencia es atendido por enfermeras. Aunque haría falta una mejor dotación. Otro programa estrella en el que la Enfermería jugaba un papel importante era el de la hospitalización a domicilio, aunque se ha ido liquidando con los años, por una cuestión de presupuestos. Hay otras prioridades.
P.- Volviendo a los programas recientes, cabe mencionar el de la enfermera al alta.
R.- Es una competencia que se lleva tiempo desarrollando, con mayor o menor éxito, que consideramos muy importante. Se trata de que cuando el paciente recibe el alta hospitalaria se encuentra con un profesional, la enfermera, que le gestiona todo lo que necesita, servicios de ayuda, futuras visitas hospitalarias, una silla de ruedas, ortopedia…
P.- ¿Cree usted que el paciente, el público, sabe lo que es una enfermera, lo que de verdad ofrece este colectivo profesional?
R.- No lo suficiente. El paciente sabe lo que es el médico, que es una de las columnas vertebrales del sistema sanitario, pero con frecuencia desconoce la importancia de ese otro pilar, de ese profesional de Enfermería que está las 24 horas a pie de cama, en los controles, desarrollando un trabajo silencioso. Pero en los últimos años la profesión está despertando.
P.- Es cuestión de que el paciente entienda la dicotomía entre quién me cura (el médico) y quién me cuida (la enfermera)…
R.- Sería importante poder explicar a los usuarios del sistema sanitario quien pasa esas 24 horas al pie de la cama, quien tiene importantes competencias en materia nutricional, de higiene, ayuda a los crónicos, formación a los jóvenes…
P.- ¿Por qué agreden tanto a los profesionales de Enfermería, es la suya una profesión de riesgo en este sentido?
R.- No solo agreden a las enfermeras. Lo que sucede es que nosotros tenemos un contacto físico con el paciente, no podemos trabajar con una barrera de cristal que nos proteja y por eso estamos más al alcance de los agresores. Pero estas agresiones son un reflejo de lo que sucede en la sociedad, como les pasa a colectivos como el de los docentes. Lo malo es que el profesional que ha sido agredido trabaja luego con miedo, se mantiene algo más distante, y eso reduce la calidad de la atención.
P.- ¿Hace suficiente la Administración?
R.- No. Tenemos un plan de 2006 que ha sido replanteado, pero que es el mismo, con unas medidas destinadas a identificar a los agresores, evitar las agresiones y corregir las situaciones. En este plan se recogían medidas como cámaras de seguridad, timbres anti pánico y protocolos de actuación con la Policía. La mayoría de esas medidas no se han puesto en marcha o no suficientemente. Por ejemplo, es un secreto la cifra de agresiones que sufre el colectivo. Solo se informó en 2008, por una gran presión social.
P.- ¿Cómo van las cosas en el nuevo Hospital Universitario de Son Espases?
R.- Hay una frase de un profesional que lo resume todo: “ Los profesionales sanitarios han alcanzado un nivel de estrés sin precedentes en Son Espases” . Meses de dificultades de adaptación, déficits, falta de control del medio, inseguridad, ansiedad, estrés. Será difícil volver a la normalidad. Hemos sufrido el cambio de opinión de defender la reforma del viejo Son Dureta a defender el nuevo hospital a ultranza, pasando por el peculiar procedimiento de apertura. Pero lo peor es que se ha hecho el traslado por criterios políticos, no asistenciales, sin escuchar a los profesionales. Ha sido una gran irresponsabilidad. Y ya no hablo del conflicto del parking de pago…
P.- Hable, hable.
R.- A parte de un agravio con el resto de profesionales, el conflicto ha servido de vía de escape para los profesionales, una válvula de escape para protestar.
P.- Se termina la legislatura autonómica, ¿cómo ha sido la relación con la Conselleria?
R.- Salta a la vista. Mala. Sin paliativos. Ha sido el mandato del retroceso, del desencuentro y del conflicto. Es duro, pero es la realidad. Hechos consumados sin diálogo con los representantes legales de los trabajadores. Hemos visto al conseller una vez. No se han alcanzado acuerdos en las negociaciones. Y no todo es cuestión de dinero, aunque la sanidad ha notado los 100 millones de recortes. Ha habido acuerdos previos vulnerados. Y los profesionales ven falta de seriedad. Todo se vende en fotos con los políticos. Basta preguntar por ahí. Hay crispación. La Atención Primaria ha involucionado. En los hospitales hay menos cobertura, menos dinero, un menor gasto sanitario. Y Son Espases…