Luis Alegre se enfrenta
desde hace pocas
semanas al desafío de
gestionar el Hospital
de Son Llàtzer, tras la
destitución de la
gerencia de Carlos
Ricci. Este profesional
de la Medicina con
años de experiencia en
la gestión sanitaria,
veterano de la época
del Insalud y
cofundador de la
sanidad autonómica,
dedica sus esfuerzos a
un gran centro
sanitario que es mucho
más que el “segundo”
hospital de Baleares.
P.- Comencemos, si le parece,
por definir Son Llàtzer. ¿Cómo
es este hospital? ¿Qué es este
hospital?
R.- Son Llàtzer es un hospital
muy especial, que en siete años
se ha hecho a si mismo, un hospital
muy humano, y quiero recalcar
esto de ‘humano’, un hospital
ya muy maduro, con uno de los
mejores sistemas de información,
ámbito en el cual es uno de los
centros de referencia. Es un hospital
con profesionales con una edad
media de las más bajas. Cuando lo
abrimos dijimos que era de la generación
de la ‘play station’ y eso
es estupendo. Todo ello hace que
sea un centro con una gran potencialidad
para desarrollar nuevos e
importantes proyectos clínicos.
Son Llàtzer es hoy mucho más
que aquel ‘hospital sin papeles’
del que se hablaba al principio. Es
un centro muy humano por el trato
que se da al usuario y con un
elevado nivel técnico.
P.-Son Dureta es, oficialmente,
el centro de referencia de
Baleares, es decir, el que posee
los servicios punteros, más
tecnificados, especializados.
Pero en los últimos años se
tiende a que todos los hospitales
opten a tener servicios de
referencia. Y Son Llàtzer ha
sido uno de ellos…
R.-Así es. La legislación ordena
que haya algunos servicios de
referencia que solo estén en el hospital
oficialmente de
referencia, como la
Medicina Nuclear,
por ejemplo. Pero
cuando se trabaja de
forma adecuada y
hay excelencia, esta
categoría de servicios
de referencia te
la da el ciudadano.
Es el caso de Obstetricia
o Urgencias,
unidades a las que
acuden pacientes solicitando
servicios,
pacientes que no pertenecen
a nuestro
sector pero que eligen
nuestro hospital.
Y es que, por ejemplo,
es importante
constatar que en el
70% de los casos, los
pacientes que entran
en Urgencias
se van a casa con
el problema resuelto
antes de
dos horas. Y que
en el 98% se van
antes de cuatro horas.
P.-Y eso, ¿cómo se consigue
desde un centro que no es inicialmente
de referencia?
R.- Con una gran infraestructura.
Con profesionales dedicados.
Con un buen modelo de selección
de personal y con el trabajo día a
día que hace que después de los
primeros siete años en este hospital
siga habiendo ilusión.
P.- Cuando se abrió Son Llàtzer
el modelo de gestión era
el de una fundación sanitaria.
Un modelo controvertido.
¿Qué queda de todo aquello?
R.-El modelo de gestión actual
es similar, aunque ahora está por
aplicarse un acuerdo con los sindicatos
por el cual vamos a estatutarizar
(convertir en funcionarios
del sistema sanitario) a todos
los
profesionales.
Hay una mayor
participación, con
elementos que se
han puesto en
marcha como la
comisión de participación
clínica.
Son medidas que
requieren participación
y participación.
Eso y que
nos enfrentamos
al reto de la estatutarización.
P.- Antes de este
proceso de estatutarización,
¿ahuyentó profesionales
el
modelo de gestión
con el que
se abrió Son
Llàtzer?
R.- Al contrario.
Cuando se abrió
el hospital atrajo a
lo mejorcito de todos
los hospitales de España, gente
joven, con ganas, de orígenes
muy diferentes. Son Llàtzer fue un
polo de atracción desde el momento
de su apertura. Y, además,
otro dato. En 2003 me fui de este
hospital (el Insalud cedió la gestión
al Ib Salut) y había un residente.
Hoy hay 100. Y no es fácil que
los médicos de fuera de las Islas
opten a un hospital en otra región
para desarrollar su internado. En
este periodo han pasado 130 residentes.
La cosa ha ido bien.
P.- Son Dureta afronta en estos
momentos el reto de la
apertura del nuevo hospital.
¿Cómo influirá ese proceso en
Son Llàtzer?
R.- A este respecto hay dos temas
importantes. Acorto plazo tenemos
el objetivo de colaborar en
lo posible en la apertura de Son
Espases, en el traslado de los pacientes.
En ese proceso Son Llàtzer
ayudará en lo posible. El segundo
tema es aprovechar la
oportunidad de optimizar el equipamiento
técnico de última generación
que tendremos al alcance,
dentro de ese proyecto que existe
ínter hospitales, ínter servicios.
Esto es algo que ya hemos hecho
antes. Por ejemplo, poco antes de
abrir el Hospital de Inca nos dimos
cuenta de que habría un problema
de anestesia. Pues Son Llàtzer
lideró el proyecto de apoyo
dentro del Ib Salut dando garantías
al servicio de anestesia de
Inca y al de Manacor. Hay que tener en cuenta que la apertura de
Son Espases supondrá una tecnología
que no será solo de ese hospital,
sino de toda la Comunidad.
P.- Son Llàtzer nació con una
vocación de especial integración
en su red de centros de
atención primaria.
R.- Desde su inicio, el que fue
su primer director tras el periodo
de apertura, el doctor Pep Pomar
(actual gerente del Ib Salut)
ya se preocupó mucho de tener
una gran relación con los centros
de salud del área. Hemos sido de
los primeros en tener las historias
clínicas compartidas, se realizan
más pruebas complementarias
solicitadas desde los centros de
salud, se comparten experiencias
clínicas, se gestionan citaciones,
bajas, hay una relación directa
muy importante.
P.- ¿Cómo están las listas de
espera en Son Llàtzer?
R.- Bien. No es por presumir,
pero están bien. En marzo de 2008
se esperaba una media de 62 días
para una intervención quirúrgica.
En marzo de 2009 se ha pasado
a 53. El 82% de los pacientes se
opera antes de tres meses. Y en
consultas externas no se pasa de
60 días. Y todo esto no es por acciones
concretas, es por una cultura
de cuidado de los indicadores
que se ha de mantener.
P.- ¿Dan miedo las listas de
espera?
R.- Las listas de espera son un
instrumento gestor necesario, que
nos permite operar un cáncer antes
de 20 días dejando otras cosas
menos urgentes para 4 o 5 meses.
Es un instrumento que existe
en todas partes. El problema de
las listas de espera es la mediatización
y la politización. Cuando
un periódico dice que en Baleares
hay 11.000 personas esperando
para operarse, el usuario se echa
las manos a la cabeza, porque no
sabe que esas personas se pueden
operar en siete semanas.
P.- Hablando de controversias,
la desviación de población
del Hospital de Inca ha
sido controvertida…
R.- Ha sido una sorpresa la reacción
que se ha producido cuando
en realidad es habitual que se
reajuste la demanda en función
de los flujos. Se dio el caso de que
había un exceso de demanda en
Inca, Manacor y Son Llàtzer y que
en Son Dureta había bajado, por
eso se produjo una redistribución,
que se hizo, aún suponiendo resolver
un rompecabezas de centros
de salud. La sorpresa ha sido
el eco mediático. Tal vez no lo supimos
explicar. ASon Llàtzer le ha
venido muy bien esta reducción
del 8% de su presión asistencial.
P.- En Son Llàtzer es noticia
con frecuencia que se producen
agresiones a los profesionales.
R.- Aquí no hay más agresiones
que en otros lugares, pero cuando
se producen tienen mucha repercusión.
No es que sea normal,
pero es que tal vez se hayan producido
demasiadas en poco tiempo.
Estamos trabajando en medidas,
como incrementar el personal
de seguridad, sistemas de seguridad
en las puertas, etcétera
y existe la percepción de que el
hospital lo está notando.
P.- ¿Cuál cree que es la génesis
de una agresión en el sistema
hospitalario?
R.- Hay que tener en cuenta
que hay un aspecto cultural. Hay
violencia en todos los ámbitos, en
la educación, en el ocio. Y otro
dato es la presión asistencial. Solo
el 8% de quienes vienen a Urgencias
lo hacen por indicación del
médico. El 92% lo hace por decisión
propia. Esta presión asistencial
genera estrés y ansiedad. Los
pacientes tienen que entender
que éste es un servicio público,
que el paciente viene en una situación
de estrés, pero que el profesional
también lo vive, desde el
otro lado.
P.- ¿Y qué se puede hacer con
esa presión en Urgencias?
R.- Es un problema histórico. El
sistema de Urgencias que tenemos
en Baleares no es el que nos
gustaría más. El 8% de pacientes
que vienen a Urgencias derivados
de los centros de salud vienen
muy bien derivados, pero el 50%
del resto de los que vienen a Urgencias
podrían no haber venido,
haber acudido a su centro de salud
y haber tenido allí una asistencia
adecuada.
P.- ¿Cuáles son sus objetivos
como nuevo gerente de Son
Llàtzer?
R.- Pues a cortísimo plazo evitar
que los efectos de la llegada de
un nuevo gerente, que suelen ser
que haya un parón de 4 a 6 meses,
se limite a uno o a dos. En segundo
lugar, conseguir aflorar multitud
de proyectos, clínicos, infraestructuras,
de cultura organizativa
y de innovación.
P.- Pónganos algún ejemplo…
R.- Tenemos en marcha un proyecto
contra la sepsis que ya está
dando muy buenos resultados,
que se está publicando ya en las
revistas científicas. El propio sistema
de información del hospital
nos avisa cuando un paciente
está en mayor riesgo de sepsis y
eso permite desarrollar acciones
preventivas, iniciar tratamientos
que evitan muertes. Y más cosas,
queremos innovar en gestión, desarrollar
proyectos clínicos, algunos
con otros hospitales, desarrollar
nuevas técnicas.
P.- ¿Cuál es el nivel de ambulatorización
de este hospital?
R.- Son Llàtzer sigue en la línea
de ser resolutivo y ambulatorio.
La media de estancia es de
5,9 días, lo que es 1,2 días menos
que otros hospitales similares, lo
cual es mucho. Los pacientes se
van antes y tienen menos riesgo
de infecciones hospitalarias. Además
seguimos creciendo en número
de consultas de alta resolución,
en las que el paciente sale
ya con el tratamiento instaurado.
La cirugía mayor ambulatoria
es ya el 60% de la que realiza y
queremos llegar a ese 70% que hacen
los mejor hospitales.
P.- ¿Hay inversiones, crecimiento
previsto?
R.- El anterior gerente me dejó
dos grandes herramientas. Un
plan estratégico y un plan de inversiones
que estamos consensuando
y que se desarrollará a 5
años. Estos planes marcarán
nuestro ritmo de crecimiento.
Hay muchos proyectos, compra
de aparataje, renovación, etcétera.