De hecho, mil personas mueren cada día en el mundo por ahogamiento. La tasa más alta se da en menores de 5 años. La mitad tienen menos de 25. El número de hombres dobla al de mujeres. 9 de cada 10.
En ocasiones el ahogamiento por inmersión es fruto de la imprudencia, en otras de la miseria, en no pocas ocasiones, responde a una muerte natural en un escenario sin opciones para la recuperación. No es infrecuente observar como los ahogamientos de las personas mayores van precedidos de una pérdida de conciencia. Un ictus, un infarto o una crisis epiléptica en un entorno acuático pueden ser mortales de necesidad. Las situaciones más dramáticas se producen en las inmersiones en el mar. desde la altura, sin haber calculado la profundidad. Unos segundos de irreflexión, puede acabar con la fractura de la zona más débil, menos protegida, de la columna vertebral, las vértebras cervicales, con una lesión medular asociada. El resto de vida, en una silla de ruedas.
Bien está que tomemos precauciones para evitar enfermar o sufrir accidentes en verano. Los reglamentos, las normativas son más y más rigurosos para las piscinas, para la navegación recreativa, comercial y de pasajeros. La gestión del riesgo ha mejorado de forma sustantiva en la seguridad acuática…, pero no olvidemos la mayor.