Inspirándose en los microorganismos que construyen colonias, los investigadores crearon un modelo innovador de la evolución social y determinaron por qué algunos individuos por naturaleza son más generosos que otros. El modelo permite entender de qué manera la bondad o la maldad puede ser influenciada por el instinto o por el entorno. Los científicos descubrieron que el comportamiento de los individuos puede frecuentemente determinarse por un conjunto de tendencias genéticas heredadas que de forma exacta predicen las relaciones sociales y sus conexiones con otros miembros de la comunidad y con su entorno La conclusión principal a la que llegaron los biólogos en su estudio es que la mayoría de la gente es propensa genéticamente hacia uno u otro estilo de comportamiento.
Sasha Dall, uno de los autores del estudio publicado y profesor de Ecología Matemática en la Universidad de Exeter, explicó al respecto que el comportamiento humano “es flexible y basa su actuación en aquello que se observa al procesar la información sobre el entorno».
Sin embargo, según el científico, «algunas especies durante sus actividades confían en las instrucciones heredadas, y eso permite llegar a la conclusión de que los individuos se comportan de forma diferente según las variantes genéticas con las que nacieron».