Editorial.- El incremento de las partidas económicas dedicadas a la salud pone de manifiesto, una vez más, el ineludible compromiso de la Administración autonómica con uno de los pilares neurálgicos del Estado del Bienestar, como es la sanidad. En la hoja de ruta del Govern que preside José Ramón Bauza, aplicada contra viento y marea desde el inicio de la legislatura, figura la prioridad de aprovechar el ahorro de recursos obtenido en estos dos primeros años para destinarlos a garantizar la sostenibilidad del sistema sanitario, y también el educativo.
El incremento presupuestario responde, precisamente, a esta línea, y ha tapado no pocas bocas que vaticinaban nuevos recortes en el capítulo sanitario. Nada de eso. El Govern de Bauzá es plenamente consciente de la necesidad de que la red asistencial se beneficie, por delante de otros muchos ámbitos de gestión, de la mejoría experimentada por las cuentas públicas gracias a la tan denostada, pero a la postre sumamente eficiente, política de austeridad.
Buena parte de los que protestan contra las actuaciones del Ejecutivo del PPson los mismos que agotaron su período de gobierno dejando absolutamente esquilmadas las arcas de la Comunidad. Pero eso no quita que ahora critiquen, acusen y reprueben. E incluso practiquen la máxima del mal periodismo, según la cual una noticia no debe echar nunca por tierra un buen titular. Por esta razón, a pesar del aumento propiciado en las partidas sanitarias, el Govern de Bauzá deberá seguir escuchando las cantinelas de siempre, entre las que no faltan la supuesta privatización encubierta de la sanidad o el acoso y derribo al Estado de Bienestar.
Afortunadamente, los ciudadanos son mucho más conscientes de la realidad de lo que presuponen ciertos grupos políticos y sindicales. Ellos saben, a la perfección, porque así lo advirtió también el presidente Bauzá desde el mismo momento de su toma de posesión, que resultaba imprescindible asegurar la sostenibilidad del sistema sanitario a través de medidas que, ciertamente, no son agradables ni mediáticamente positivas, pero que, a la vez, son imposibles de eludir.
Ahora, una vez cubierta la travesía del desierto de estos dos primeros años de legislatura, el Govern tiene la posibilidad de apuntalar los recursos del Servei de Salut, dejando claros cuáles son sus criterios y prioridades, por si alguien albergaba alguna duda al respecto. Y lo ha hecho sin sacar pecho, sin alardear del trabajo realizado, e incluso desde el reconocimiento explícito de que una mejor situación económica general permitiría destinar todavía muchos más recursos a la sanidad.
Tras un inicio de legislatura convulso, con cambios continuados al frente de la Conselleria de Salut, el Govern parece haber encontrado el equilibrio en un departamento clave que gestiona la mayor parte proporcional de las partidas autonómicas. Con tranquilidad y mesura, su titular, Martí Sansaloni, ha logrado calmar los ánimos y ganarse, de nuevo, el respeto de la clase médica, de los profesionales y, por supuesto, de los ciudadanos. Sansaloni cuenta, además, con un formidable equipo de colaboradores que le están ayudando a culminar con éxito su tarea. Una vez superado el ecuador de la legislatura, ha llegado el momento de aprovechar las sinergias obtenidas en estos pasados meses, algunas de las cuales inciden, directamente, en la optimización de la excelente red médica privada existente en Baleares, gracias a los acuerdos de colaboración rubricados a tal efecto.