El libro de las enfermedades conocidas está lleno de “asesinos silenciosos”. La diabetes, ese exceso de azúcar en el organismo por mal funcionamiento del páncreas, es uno de ellos, especialmente en el caso de la que afecta a las personas mayores, fruto de una vida de deficiente alimentación.
Lo que caracteriza a los “asesinos silenciosos” es que cuando la enfermedad aparece no duele nada ni causa otros síntomas hasta que manifiesta el daño en los órganos –en ocasiones ya irreversible –que en el caso de la diabetes son, especialmente, los ojos, los riñones y las complicaciones cardíacas.
Y lo que también caracteriza a este tipo de enfermedades es que la ausencia de molestias hace que nadie se preocupe por prevenirlas. Es algo que “les pasa a otros”, hasta que en el caso de la diabetes, sobreviene la ceguera, la insuficiencia renal, el infarto de corazón o cerebro o la gangrena de heridas.
Según el Atlas de la International Diabetes Federation, la incidencia estimada de diabetes tipo 1 en menores de 14 años en España para 2010 se estimaba en 14 casos por cada 100.000 habitantes y la prevalencia de 5 casos por 1.000. La incidencia de diabetes está aumentando en las últimas décadas.
Según el estudio Indicadores Clave del Sistema Nacional de Salud de Baleares (noviembre de 2011, (últimos datos epidemiológicos cerrados disponibles) señalan que en Baleares la prevalencia de diabetes mellitus por 100 habitantes mayores de 15 años era del 5,48 en 2006 y del 2,90 en 2009.
MORTALIDAD PREOCUPANTE
La tasa de mortalidad ajustada por diabetes mellitus, por 100.000 habitantes fue en Baleares de 12,4, 12,29, 12,83, 12,75 y 11,1 en los años 2005 a 2009.
En esos mismos años, la mortalidad prematura por diabetes mellitus por 100.000 habitantes menores de 75 años fue de 3,66 3,3 3,94 4,27 y 3,1.
Es decir, que la diabetes no es algo que “les pasa a otros”, sino que dada la incidencia de esta enfermedad le puede pasar a cualquiera, máxime considerando que la causa del malfuncionamiento del páncreas a partir de los 40 años es una mala dieta, rica en exceso de grasas. La prevención salva vidas.
Pasarse a partir de los 40 años por las mesas que con motivo de los días de concienciación sobre la diabetes y hacerse allí mismo un rápido e indoloro análisis de sangre que, por lo menos, despejará dudas o sembrará una sospecha suficiente para consultar al médico.
Esa consulta se puede realizar en cualquier momento, e incluso en la farmacia. La sencilla pregunta que cualquier persona de más de 40 años, con o sin problemas de sobrepeso, debería formular al profesional médico, farmacéutico o enfermero es sencilla: “¿Podría ser diabético sin darme cuenta? Pero, ¿qué es la diabetes? La Organización Mundial de la Salud (OMS) recuerda que es una enfermedad crónica que aparece cuando el páncreas no produce insulina suficiente o cuando el organismo no utiliza eficazmente la insulina que produce. El efecto es la hiperglucemia (aumento del azúcar en la sangre).
DIABETES TIPO 1 Y TIPO 2
La diabetes de tipo 1 (antes denominada diabetes insulinodependiente o juvenil) se caracteriza por la ausencia de síntesis de insulina. Es la menos frecuente, afectando a niños que presentan desmayos, exceso de hambre y sed y de necesidad de orinar. Será crónica e insulinodependiente.
La diabetes de tipo 2 (antes diabetes no insulinodependiente o del adulto) es la incapacidad para utilizar eficazmente la insulina, a menudo es consecuencia del exceso de peso o la inactividad física. La diabetes gestacional corresponde a una hiperglicemia que se detecta por primera vez durante el embarazo.
Siguiendo con las indicaciones de los expertos de la OMS, con el tiempo, la diabetes puede dañar el corazón, los vasos sanguíneos, ojos, riñones y nervios: Los adultos con diabetes tienen un riesgo 2 a 3 veces mayor de infarto de miocardio y accidente cerebrovascular.
La neuropatía de los pies combinada con la reducción del flujo sanguíneo incrementan el riesgo de úlceras de los pies, infección y, en última instancia, amputación. Los mayores, especialmente añosos, dejan de sentir las heridas y éstas se llegan a gangrenar y a obligar a realizar amputaciones.
La retinopatía diabética – añaden desde la OMS –es una causa importante de ceguera y es la consecuencia del daño de los pequeños vasos sanguíneos de la retina que se va acumulando a lo largo del tiempo. El 2,6% de los casos mundiales de ceguera es consecuencia de la diabetes.
CAMBIAR DE ESTILO DE VIDA
Se ha demostrado que medidas simples relacionadas con el estilo de vida son eficaces para prevenir la diabetes de tipo 2 o retrasar su aparición.
Para ayudar a prevenir la diabetes de tipo 2 y sus complicaciones se debe alcanzar y mantener un peso corporal saludable.
También se aconseja: Mantenerse activo físicamente: al menos 30 minutos de actividad regular de intensidad moderada la mayoría de los días de la semana; para controlar el peso puede ser necesaria una actividad más intensa, consumir una dieta saludable, que evite el azúcar y las grasas saturadas, evitar el consumo de tabaco.
El tratamiento, siempre según los especialistas de la OMS consiste en una dieta saludable y actividad física, junto con la reducción de la glucemia y de otros factores de riesgo conocidos que dañan los vasos sanguíneos. Para evitar las complicaciones también es importante dejar de fumar.
Entre las intervenciones –señalan los mismos especialistas –el control de la glucemia, en particular en las personas que padecen diabetes de tipo 1, y los de tipo 2 que pueden tratarse con medicamentos orales; el control de la tensión arterial; y los cuidados podológicos.
Otras intervenciones posibles son las pruebas de detección de retinopatía (causa de ceguera), el control de los lípidos de la sangre (regulación de la concentración de colesterol).
Y la detección de los signos tempranos de nefropatía relacionada con la diabetes (causa de insuficiencia renal severa).
DETECTAR LA DIABETES
¿Quiénes deben someterse a pruebas para detectar una posible diabetes? Los expertos en la materia del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad responden a esta pregunta: Se ha demostrado que sólo las personas de cierto riesgo deben ser investigadas para detectar una posible diabetes silenciosa.
Son los mayores de 45 años (cada 3 años). A cualquier edad y cada año si hay antecedentes de Diabetes Gestacional, Intolerancia a glucosa o Glucosa Basal Alterada. Las mujeres con antecedentes de hijos nacidos con más de 4,5 kg deben considerarse integradas en estos grupos de riesgo.
También, personas con exceso de peso (Indice de Masa Corporal mayor o igual a 27 kg/m2 o mayor o igual a 120% del peso ideal); personas con Hipertensión Arterial; con colesterol HDL menor o igual a 35 mg/dl y/o triglicéridos mayores de 250 mg/dl) y personas con historia familiar de diabetes 1.
El tratamiento de la diabetes se sustenta en seis pilares básicos, según los expertos del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad: un plan de alimentación, un plan de ejercicio físico, medicación, hábitos generales de higiene, un plan de autocontrol del afectado y controles periódicos externos.
Un plan de alimentación va más allá de lo que entendemos por una dieta. Debe ser un proyecto individualizado a las necesidades de cada persona, sus preferencias y debe contemplar objetivos relacionados con la consecución de un peso óptimo, situación laboral, disponibilidades etc.
EJERCICIO Y VIDA SANA
El Plan de ejercicio físico debe presentar las mismas características de individualización que la alimentación en cuanto a preferencias, objetivos etc. Lo ideal es alcanzar al menos 30 minutos diarios de ejercicio físico activo y preferentemente aeróbico (Caminar deprisa, bicicleta, remo…).
Ante la medicación a la que deberá someterse todo paciente diabético existen múltiples y variadas disposiciones farmacológicas para el tratamiento de la Diabetes. Lo importante es que el paciente observe escrupulosamente las normas que su médico le indique.
Y ello tanto en cuanto a dosis como en cuanto a horarios, relación de la medicación con la comida, precauciones con el alcohol, la conducción etcétera.
Para ello, debe consultar con un profesional sanitario, ya que una cosa es conocer cómo medicarse y otra, siempre peligrosa, la automedicación.
La mayor parte de los tratamientos farmacológicos de la Diabetes pueden causar hipoglucemias (Bajadas peligrosas de la cifra de glucosa en la sangre) y Vd. debe saber cómo evitarlas y como tratarlas si se presentan. Por todo ello cobra especial relevancia lo que hoy se denomina “paciente experto”.
Quizás el principal consejo que todo paciente con diabetes debe recibir es que no fume, aunque este hábito no sea “alimenticio”.
El tabaco es un importante factor de riesgo cardiovascular en todos los ciudadanos pero el aumento de riesgo que origina en los diabéticos es mucho mayor.
HORARIOS E HIGIENE
El paciente diabético debe tener especial cuidado y dedicación y decidirse a desarrollar hábitos que permitan una vida regular y ordenada, con horarios de comidas y de sueño regulares, horarios para el ejercicio físico pautado etcétera. Son sumamente aconsejables para el control del problema.
Los cuidados e higiene de los pies del diabético y de la piel en general también deben ser considerados. El exceso de azúcar afecta a los nervios, que pierden sensibilidad y no “avisan” de la existencia de heridas, de modo que éstas evolucionan hacia la gravedad y pueden obligar a la amputación.
Todo paciente diabético, en busca de la máxima autonomía, debe conocer técnicas básicas de autocontrol de su enfermedad y aprender las acciones básicas ante las incidencias más comunes; cambios de horario, descompensaciones, hipoglucemias, enfermedades intercurrentes etcétera.
Una parte fundamental del tratamiento de la diabetes es la relacionada con los controles periódicos, no sólo en relación con la realización de pruebas analíticas, sino las relacionadas con la detección precoz de complicaciones de la enfermedad, algo básico ante la conservación del estado de la salud.
Esto incluye detección precoz de la Retinopatía Diabética mediante el examen periódico del fondo de ojo por un profesional competente, detección de microalbuminuria para cribado de daño renal, según los expertos del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad: LA TENSIÓN ARTERIAL También, el control periódico de la Tensión Arterial, evaluación del riesgo cardiovascular global con las pruebas que sean necesarias etcétera.
Los controles periódicos deben servir al paciente diabético y al profesional que le atiende para evaluar los objetivos fijados y reajustarlos.
Existen además, recuerdan los especialistas, múltiples estudios y pruebas que los profesionales sanitarios que son responsables del cuidado del enfermo de diabetes realizan para mejorar el conocimiento y controlar el estado evolutivo de la enfermedad. Una es la Hemoglobina glicosilada o Glicohemoglobina: Esta prueba de laboratorio, se realiza en la sangre y determina que proporción de la sustancia hemoglobina se encuentra unida a la glucosa. Sirve para tener un conocimiento de cómo ha estado la cifra de glucosa en la sangre en los últimos dos o tres meses y para conocer si el control metabólico es adecuado.
Microalbuminuria: Consiste en determinar en la orina del paciente si se eliminan pequeñas cantidades de albúmina. Esta eliminación se ha comprobado que es un buen parámetro para medir mínimas lesiones en los riñones (nefropatía diabética) y para predecir algunas complicaciones vasculares.
El estudio de otros elementos que pueden ayudar a valorar el riesgo cardiovascular global del diabético incluye la valoración indicadores como Colesterol total, Hdl-Colesterol, Ldl- Colesterol, Triglicéridos. Determinación de la Tensión arterial, Electrocardiograma, siempre que el médico lo requiera.
OJO CON LOS OJOS
El estudio del fondo de ojo con dilatación de la pupila; se realiza para identificar signos precoces de enfermedad en la retina producida por la diabetes (Retinopatía diabética, que puede derivar en la ceguera, muy frecuentemente diabética, primera causa ésta de ceguera entre los invidentes de España).
La exploración de los pulsos en las arterias de los pies y examen de los mismos incluyendo exploración de la sensibilidad; se realiza para descartar la existencia del llamado pie diabético, que puede ocasionar las ya mencionadas y temibles úlceras sin sensibilidad que pueden llevar a gangrena y amputaciones.
En algunos casos puede prescribirse al enfermo diabético un trasplante de páncreas. Es una cirugía para implantar un páncreas sano de un donante en una persona con diabetes. Los trasplantes de páncreas le dan a la persona la oportunidad de dejar de aplicarse las inyecciones de insulina.
El páncreas enfermo de la persona no se extirpa. El donado generalmente se coloca en la parte inferior derecha del abdomen. Los vasos sanguíneos del nuevo páncreas se conectan a los vasos sanguíneos de la persona. El duodeno donado se pega al intestino o vejiga de la persona.
La operación cada vez con más frecuencia se realiza simultáneamente con un trasplante de riñón en personas diabéticas con enfermedad renal. La operación combinada demora alrededor de 6 horas y si se realizan los trasplantes con éxito pueden llevar al paciente a recuperar su calidad de vida.
1 comentario. Dejar nuevo
Hola…tengo una duda …em dolor de cuerpo es normal en los diabéticos?