Juan Riera Roca /
La Comisión Europea ha presentado en Bruselas el lanzamiento de la Iniciativa Europea de Biomonitorización Humana (HBM4EU) para generar conocimiento acerca de la exposición de los ciudadanos a los contaminantes químicos y sus posibles efectos sobre la salud.
El programa, que comenzará el 1 de enero de 2017, se desarrollará a lo largo de 5 años y cuenta con un presupuesto estimado superior a los 74 millones de euros, tiene como objetivo la coordinación y el avance en la biovigilancia humana en Europa.
El HBM4EU está cofinanciado a través de Horizonte 2020, participan de más 100 instituciones europeas pertenecientes a 26 países y su fin último es contribuir a la mejora de la salud y el bienestar de la población generando conocimiento acerca de la exposición de los ciudadanos a los contaminantes químicos.
Desde la Comisión Europea se considera que es esencial para poder desarrollar e implementar políticas eficaces para la protección de la población. El Centro Nacional de Sanidad Ambiental del Instituto de Salud Carlos III (CNSA- ISCIII) lidera la participación española, con otros institutos científicos.
De España participan también el Instituto de Salud Global Barcelona (antiguo CREAL) la Escuela Andaluza de Salud Pública, y la Universidad de Granada como terceras partes vinculadas a él. España recibirá 2,3 millones de euros de cofinanciación europea.
De esa cantidad se estima que el ISCIII reciba una contribución superior a 1,5 millones de euros, lo que representa un 3% del total de la financiación. La biomonitorización en humanos está definida como la estimación de la exposición a sustancias químicas presentes en el medio ambiente.
Este control se realiza mediante la medida directa de dichas sustancias o de sus derivados en muestras biológicas como sangre, orina, pelo, etcétera. Con los datos extraídos de estos análisis se obtiene el grado de presencia de estos tóxicos en el organismo de los grupos de personas más expuestas.
Los estudios de Monitorización Biológica Humana (Human Biological Biomonitoring, HBM) proporcionan una herramienta muy útil en salud pública para conocer la exposición a contaminantes ambientales de la población general y especialmente a los colectivos más potencialmente expuestos.
La biomonitorización permite identificar y eliminar posibles fuentes de exposición, estudiar relaciones entre contaminantes y efectos en la salud, identificar grupos de poblaciones vulnerables a determinados contaminantes y fijar prioridades en investigación sobre medioambiente y salud.
La biomonitorización es utilizada también en políticas de salud, como base para el desarrollo de leyes encaminadas a la reducción de la contaminación por productos químicos. Un ejemplo es la introducción de la gasolina sin plomo en progresiva sustitución de otros combustibles.
Desde su implantación se demostró una reducción importante de los niveles de plomo en sangre de la población. Teniendo en cuenta que está demostrado que la inhalación de plomo puede dañar el sistema nervioso, la reducción de los niveles ha disminuido, por tanto, el riesgo de daño al sistema nervioso.