Propósitos aparentemente sencillos que van de dejar de fumar a aprender inglés pasando por adelgazar con sesiones frecuentes de gimnasio. Sí, lo sabemos… Una cosa es decirlo y otra muy diferente, hacerlo.
María del Mar Puigserver, especialista en psicología general sanitaria del Grup Clinic Balear, nos intenta dar unas pautas para conseguirlo.
Aunque apostar por esa renovación de nuestros hábitos y lanzarse a los nuevos retos es bueno para todos los que buscamos estar más sanos o llevar una vida más ordenada, ser constante, comprometerse con ciertos propósitos y cumplir todo aquello con lo que cerramos el año no sólo no es sencillo sino que es tan complicado que puede, incluso, llegar a frustrarnos.
Con esta realidad sobre la mesa, también es cierto que el cambio del calendario es una época perfecta para cambiar ciertas cosas y poner solución a esos “errores” que venimos llevando a término durante todo un año. Dicho de otro modo, el final de año y el comienzo de uno nuevo siempre son dos puntos perfectos para dar un giro a nuestra vida, eso sí… De forma consciente, consecuente y realista. La cuestión en este punto es obvia, ¿cómo conseguirlo? Aunque hacer planes nunca es malo, hay que evitar (en la medida de lo posible) anotar en nuestra particular To Do List demasiados retos y excesivos propósitos. En este punto la cautela es clave y es que el término “cautela” es sinónimo de “consecución” y éste a su vez lo es del término “satisfacción”.
Sí, ese sentimiento que desarrollamos cuando verdaderamente cumplimos el reto marcado. ¿Qué sucede en el caso contrario? Frustración y abandono del propósito en cuestión.
El que algo quiere, algo le cuesta
Aunque pueda sonar a una de esas cantinelas con la que todos hemos crecido, el dicho de “el que algo quiere, algo le cuesta” es de los más acertados a la hora de proponerse retos y de cumplirlos. Más allá de la fortaleza de cada persona, de la suerte o de una mera cuestión genética, lo cierto es que nada en esta vida (o casi nada) nos viene dado así como así. Todo requiere de un esfuerzo y de un tiempo de espera… Sí, de la llamada paciencia.
¿Esto que significa?
Sencillo: Si queremos ponernos en forma, debemos hacer ejercicio constante y tener paciencia para ver los resultados en forma de masa muscular.
De la misma forma, si queremos dejar de fumar tendremos que plantar cara a la adicción con altas dosis de paciencia y, como no, con mucho (muchísimo) esfuerzo, al menos en la mayoría de casos.
Dar la espalda a esa paciencia y decir no al esfuerzo en beneficio de creer que los resultados positivos a cualquiera de nuestros propósitos llegarán de inmediato no sólo nos llevará de nuevo a la frustración sino que hará que abandonemos el reto en cuestión. Si no hay voluntad de nada servirá posponer un propósito o alargar los plazos para volver a intentarlos ya que nunca lo conseguiremos. Toma nota: objetivos realistas y mucha fuerza de voluntad.
El mero hecho de tener retos es algo positivo, algo que a nivel psicológico es algo más que una realidad. Tener objetivos a alcanzar en los diferentes campos de nuestra existencia es un impulso y toda una motivación para crecer y salir adelante (especialmente en los momentos de debilidad).
Por todo ello y con el objetivo claro de comenzar el año como toca y con nuevos retos nada mejor que apostar por objetivos claros, realistas y muy concretos.
Objetivos que nos creamos y a cuya meta estemos dispuestos a llegar.
Y es que, como decía el Washington Irvin “las grandes mentes tienen objetivos, las demás deseos”.
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